La detección en la provincia italiana de Lecce de dos brotes de una nueva y peligrosa bacteria en plantaciones de olivar, almendro y, entre otras, planta ornamental, ha disparado todas las alarmas en la Unión Europea, hasta el punto de que la Comisión Europea «ha adoptado la decisión de prohibir la circulación de material vegetal procedente de este territorio italiano. Además, para tratar de evitar la colonización o expansión de la misma, el Ejecutivo comunitario ha ordenado a los Estados miembros «que realicen inspecciones anuales para detectar la posible presencia de la bacteria en los productos vegetales de sus respectivos territorios y a comunicar los resultados de esas inspecciones», según informó recientemente.

Los agricultores fermosellanos consultados sobre el particular afirman no tener conocimiento de la presencia de esta bacteria, denominada Xanthomonas, y confían en la buena salud de sus plantaciones. Eduardo González Fermoselle, que cuenta con un importante número de almendros y que se ofrece como una autoridad en el campo agrícola y experimental, señala que «los fermosellanos cuidan sus cultivos y, a veces, contamos con la presencia de especialistas que explican los manejos y los tratamientos más adecuados para mantener en buen estado los olivos, las vides o los árboles frutales».

La aparición de esta bacteria ha causado preocupación en este país y la Asociación Valenciana de Agricultores -Asaja ha pedido «que se extreme el control» y exigió a la Comisión Europea criterios «máximo rigor en el nuevo reglamento de sanidad vegetal para evitar una posible propagación de este nocivo organismo de cuya presencia no se tenía noticia en Europa».

Según denunció en un comunicado, recogido por Servimedia-Ical «todos los indicios apuntan que las importaciones agrarias procedentes de terceros países se encuentran detrás de la entrada en la agricultura europea de una nueva patología».

La bacteria detectada en Italia responde al nombre de Xanthomonas. Ataca principalmente a los cultivos leñosos, entre ellos, a la viña, el almendro, los frutales de todo tipo, las plantas ornamentales o los olivos. La patogenia transmitida por este organismo se materializa en un decaimiento rápido de hojas y ramas y que van viéndose afectadas por síntomas de sequedad y deterioro general, que puede llegar a causar incluso daños severos en el propio árbol.

La principal medida de control fitosanitario se basa precisamente, según se informa, «en extremar el control sobre el comercio de ese material vegetal, ya que una vez que aparece un foco de esta bacteria, los tratamientos químicos no suelen ser efectivos y, llegados a ese extremo, la única solución posible consiste en eliminar los árboles y la vegetación silvestre circundante que puede hospedar a este organismo».