El lobo como especie de atractivo y valor turístico en la reserva regional de Caza de la Sierra de La Culebra sigue levantando polémica y es motivo de denuncia pública y en los juzgados por quienes sostienen que imperan malas prácticas y que existe un supuesto favoritismo hacia determinadas empresas adscritas al sector del turismo de naturaleza relacionado con el gran cánido. Es el caso de Carlos Soria Perille, que ha presentado una denuncia en el Decanato de Aranjuez, remitido Ministerio Fiscal, contra el titular de la empresa, A. H. y el funcionario P. A.

Soria precisa en la justificación de la denuncia que «a la alarmante mala praxis que se presenta en el sector del turismo de la naturaleza en torno a las actividades de observación del lobo ibérico en la sierra de La Culebra, se añade el uso indebido de información oficial y actividades económicas por parte del personal con competencias de servicio público de la Reserva».

No es la primera denuncia interpuesta por Carlos Soria, que parece ser ha visto rechazado en sus pretensiones de ejercer la actividad por no contar con autorización y no tener empresa dada de alta o inscrita en Registro Mercantil. El pasado año denunció ante el Juzgado de Puebla esta situación sin conseguir, que se sepa, una resolución favorable. En su nueva denuncia contra A. H. que relaciona con la empresa Aherca, justifica su acción «en molestias a la fauna silvestre», amparándose en la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, en el artículo referido «a la prohibición de dar muerte, dañar, molestar o inquietar intencionadamente a los animales silvestres sea cual fuere el método empleado o la fase de su ciclo biológico». Incluso, para avalar su exposición, aporta un vídeo publicado en internet en el que, según refiere en el escrito, «queda de manifiesto la persecuciòn a la que es sometido un lobo ibérico y cómo éste refleja la molestia huyendo a la carrera dirigiendo su temor en dirección al perseguidor». Respecto al celador P. A. asienta su denuncia en el supuesto «incumplimiento de los deberes de servidor público al suministrar información privilegiada y trato de favor a A. H. respecto a la localización de cebaderos oficiales aprobados por la Dirección de la Reserva y dirigidos a la alimentación suplementaria del lobo ibérico en el espacio», que, para el denunciante, «forman parte de información reservada».

Fuentes de la Reserva rechazan el comportamiento de información privilegiada en lo tocante a puntos de observación, «que se da todo el que lo pregunta, y que están instalados donde siempre ha ido la gente», si bien reparan en tener un control cuando se trata de grupos organizados. Asimismo, ponen de manifiesto la inexistencia de una regulación sobre la actividad del turismo de observación, que es una cuestión sobre la que se insiste, desde hace tiempo, desde hace tiempo.

El denunciante especifica que «el trato de favor consiste en el depósito continuado y desmesurado de piensos industriales para animales domésticos y depósitos cárnicos procedentes de la actividad cinegética, con el fin de facilitar la observación de ejemplares para los servicios turísticos de A. H». Añade, además, que «esta práctica supone la habituación por parte de los lobos, así como alteraciones en la estructura de la manada, como reflejan diversos estudios realizados por investigadores especializados en la especie».

Respecto al P. A. el denunciante asegura que «establece cebaderos alternativos no aprobados por la Dirección de la Reserva con el objeto de favorecer las actividades mercantiles de forma exclusiva de A. H. en entornos inmediatos y muy sensibles para la especie por tratarse de lugares donde se presenta la reproducción, remitiéndose de nuevo a la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad, en lo referido a molestias graves». Incluso aporta fotografías «del momento previo al depósito de un ciervo abatido y transportado en coche oficial».

También alude Carlos Soria «a reiteradas amenazas de denuncia contra él, a consecuencia de las cuales se produjo un enfrentamiento verbal durante un encuentro fortuito en un bar de Villanueva de Valrojo». Soria considera que A. H. «quebranta, supuestamente, la legislación en vigor» y que P. A. también e, igualmente de forma supuesta, «prevarica al difundir información oficial reservada, en probable beneficio de ambos denunciados». Solicita, además, «registros sanitarios de los animales muertos que aparecen en las fotografías».

La presentación de esta denuncia levanta las críticas no solo de A. H. que defiende la legalidad de su actividad así como que es la primera empresa de esta naturaleza establecida en el espacio protegido zamorano. De hecho, se considera «acosado» hasta el punto de que la propia Inspección revisó su actividad por causa de las denuncias, e insiste que realiza con todas las formalidades. A. H. es uno de los operadores profesionales de turismo de la naturaleza. Hay quien califica al denunciante como una persona «conflictiva», y dice haber roto las relaciones hasta el punto «de retirarle el saludo». Pero sobre todo reparan en la falta de legalidad del denunciante para ejercer la actividad que pretende en la Sierra de La Culebra. La observación del lobo en La Culebra se afianza como una de las apuestas de desarrollo socioeconómico y turístico para la zona; una salida también prometedora en otros lugares como Picos de Europa.