Mosqui, «un podenco de media estatura, pero con cerca de treinta kilos de peso», murió ayer a consecuencia de las heridas inferidas por un lobo que «lo persiguió monte abajo» y logró hincarle el diente en el mismo jardín de casa.

El hecho ocurrió en El Puente de Sanabria, más bien en el barrio denominado La Gafa, de Valdespino, situado nada más cruzar el histórico puente de Piedra, sobre el río Tera, del Mercado.

El animal no pudo superar las graves dentelladas aplicadas por el predador el día anterior, el último día del año 2013; además a plena luz, «hacia las 12.00 horas», según precisa su dueño Juan Carlos Pereira. Piensa que el lobo «se lanzó tras el perro cuando éste se adentró en el monte, que linda a la vivienda, posiblemente para hacer sus necesidades».

Pereira señala que los lobos están amagados en esta zona «al atisbo de las vacas y de los terneros» que pastan en el lugar y, en este caso, encontraron la posibilidad de hacerse con Mosqui. «Venía de arriba, cegado en él, y lo cazó a la puerta de casa», dice. El perro fue mordido en la yugular, donde quedaron bien sellados los colmillos de su verdugo, y luego mostraba varias mordeduras por otras partes del cuerpo, especialmente por la zona trasera. «Lo intentó comer», expresa Juan Carlos Pereira, que denunció el hecho ante la Guardia Civil porque alberga su temor de que los lobos puedan «en algún momento atacar a los niños que viven el barrio». Fue la hija la primera que observó al pobre animal tendido en el suelo. El escenario del jardín, donde tuvo lugar la operación de captura, apareció trilladas por las pisadas del predador, que aparecen con claridad porque el terreno había sido cavado recientemente «y aparece la tierra muy blandita» al decir de Pereira.

Rápidamente cogieron al perro y lo llevaron al veterinario que lo sedó y, así, con todos los cuidados, se presentaron a la Guardia Civil para dar cuenta del caso. Pero, el perro no superó los destrozos y ayer murió, hacia las once de la mañana.

Juan Carlos Pereira hace hincapié en que los lobos están «agazapados» en la zona porque andan al late de la ganadería que vive en estos parajes. «Denuncié ante la Guardia Civil porque quién dice que no atacarán los lobos un día a los niños» reitera Pereira.