A las sobrecogedoras consecuencias del incendio forestal ocurrido el pasado 22 de agosto en los Arribes del Duero, con importantes pérdidas en explotaciones agropecuarias, hay que sumar la afectación a otros parajes y espacios emblemáticos que distinguen a Villardiegua de la Ribera, enclavada en el Parque Natural.

Es el caso del asentamiento arqueológico de Peña Redonda, el punto donde se inició el fuego tras saltar desde Portugal atravesando el río Duero. Una zona de contrastada importancia histórica como han demostrado los trabajos llevados a cabo por un equipo del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas). A la espera de que los investigadores visiten la zona afectada por el incendio y valoren los daños que puede haber causado en el yacimiento, el director del proyecto Javier Sánchez-Palencia, considera que desde el punto de vista arqueológico «lo que más puede afectar al asentamiento es la erosión por la pérdida de cobertura vegetal; el incendio reactiva todos los procesos de erosión».

No se teme tanto por las estructuras estudiadas en Peña Redonda «porque no había ninguna al descubierto; el corte que se hizo en su momento se cerró. Aquí el problema más grave es la erosión que se genere tras el incendio, cuando lleguen las lluvias» certifica el investigador responsable del Grupo Estructura Social y Territorio-Arqueología del Paisaje del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC.

Ubicado sobre los cañones del Duero, desde donde se puede contemplar una magnífica vista a los Arribes, las excavaciones realizadas en el año 2010 en Peña Redonda han permitido constatar niveles correspondientes a la Edad de Hierro. Y a esa etapa correspondería la muralla que rodea al yacimiento, con al menos dos metros de altura y más de cuatro metros de ancho, y que puede verse afectada por el incendio.

Alejandro Beltrán, miembro del equipo de CSIC entiende que, «al quedarse sin vegetación, es posible que se produzca algún derrumbe; es la parte que más miedo nos da de que pueda venirse abajo». En todo caso, los propios investigadores podrán evaluar los daños «in situ» y comprobar el estado de las cazoletas y otros restos arqueológicos que se conservan en el castro de Peña Redonda, donde existen vestigios de explotación aurífera durante la época romana.

La relevancia histórica de la zona llevó al CSIC a diseñar un itinerario arqueológico durante el cual se explica una trinchera para extraer el oro, así como las cazoletas de molido que se hicieron para obtener el mineral. Se trata de estructuras de granito que, como consecuencia del incendio, han quedado teñidas de negro y que recuperarían su estado natural con la llegada de las lluvias.

El profesor Sánchez-Palencia apuesta por «recuperar la zona en la medida de lo posible puesto que se trata de un patrimonio arqueológico muy importante». Por ello, como responsable del proyecto de investigación tiene previsto enviar una carta al alcalde de Villardiegua de la Ribera «para ponernos a disposición, en la medida de nuestras responsabilidades, e intentar recuperar lo que se haya dañado del itinerario arqueológico y que pueda ser visitable como hasta ahora; es importante reponer la cartelería de la ruta, si es que se ha dañado».

Este paisaje cultural tan singular en los Arribes del Duero llama la atención de numerosos visitantes que se acercan a la zona para conocer las explotaciones mineras de Pino del Oro y Villardiegua de la Ribera. Gracias a las investigaciones a lo largo de varios años ha sido posible valorar los procesos históricos que se desarrollaron en las comarcas de Aliste y Sayago a partir de la conquista romana.