«Dantesco». Villardiegua de la Ribera vivió ayer una situación infernal y de extrema gravedad al verse rodeada e invadida por un incendio que abrasó todo el término, varias naves ganaderas -algunas con toda la ganadería- que alcanzó a algunas viviendas y que impidió huir algunos que quisieron salir del pueblo. Buena parte de la población, situada en pleno Parque Natural de Arribes del Duero, fue no obstante rápidamente desalojada ayer tarde de sus casas y trasladada al pabellón de Bermillo de Sayago porque las llamas de un incendio originado en Portugal, y que saltó el cañón del Duero, cercaban y ponían en grave peligro la permanencia en la localidad. Fueron los propios vecinos quienes en sus coches acercaron a los mayores hasta la población vecina de Villadepera porque ya no se permitía la entrada del autobús al pueblo.

«Ha habido gente que lo ha perdido todo. Fuera del pueblo no quedó ni un metro sin quemarse. No sé qué será de la ganadería si ha quedado alguna» expresaba ayer Pilar Calvo, que, como otros, pasó buena parte de la tarde subida en el tejado echando agua para defender la casa».

En el operativo desplegado para hacer frente al incendio intervenían al máximo rendimiento medios aéreos de las diferentes bases de la provincia de Zamora, pero también de Salamanca, León, Cáceres y de Santiago de Compostela, más los medios mecánicos y humanos disponibles.

«La situación es gravísima. Estamos rodeados. El fuego apareció en la parte de Portugal, pero una chispa saltó el río y con el aire se extendió rápidamente. El fuego rodeaba y salimos a toda pastilla para el pueblo y el fuego ha cogido a todo el pueblo, de punta a punta», expresaba ayer tarde el alcalde del municipio de Villardiegua, el popular Silvestre Antonio Fernando, en medio de una tensión y entre los gritos y las voces de algunos vecinos que le acompañaban en la plaza asustados por lo que tenían encima.

En el pueblo, que en estas fechas puede tener unos cuatrocientos habitantes, permanecían medio centenar que optaron por concentrarse en la plaza, mientras el resto salieron por uno y otro camino con sus vehículos, quedándose así cortados en diferentes puntos del término, viendo cómo las llamas y el humo convertían la zona en lo nunca visto.

Marcos Fernando, que permaneció en el pueblo, manifestó que «la gente bajó a ver dónde era el fuego y éste se les echó encima y salieron corriendo y las llamas tras ellos».

«Los daños son catastróficos. Todos los alrededores del pueblo se han abrasado porque todo fue una llamarada. La gente hizo todo lo que pudo con mangueras y garrafas» expresa una vecina. «Solo ha quedado el pueblo, y no todo. La ganadería de Francisco Pascuala Pardomingo, con unas 200 entre vacas y terneros puede que se haya perdido toda, y no sé qué habrá ocurrido con la de Fernando Modesto. Aquí se ha perdido el 90 por ciento de la producción del pueblo, a ver cómo se mantiene».

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