-¿Cuál cree usted que es el gran y mayor problema actual para la trashumancia?

-La recuperación y preservación de las vías pecuarias, así como las infraestructuras unidas a ellas. Los pueblos no cuidan las lagunas, ni los caminos, No se invierte en mantener la cañadas, cordeles y veredas, ni los abrevaderos para los ganados. Muchas veces es muy difícil conseguir el agua para abastecer a los ganados en plena ruta o que las ovejas puedan caminar. Si no se invierte en mantener los caminos para hacer la trashumancia, cada vez los ganaderos se desanimarán un poco más.

-¿Cómo tratan los sanabreses y carballeses a los pastores y ganados trashumantes?

- La gente sanabresa y carballesa nos trata con mucho cariño. No deja de ser una fuente de ingresos para el pueblo que nos arrienda las sierras y sus pastos. Además de limpieza, porque en el fondo estos animales por donde pasan, pastan, comen y limpian y solo nosotros llevamos 3.500 ovejas. Eso es así. Ayudan a regenerar el campo y luchar contra la creación y propagación de incendios forestales.

-¿La trashumancia es tradición y a la vez una forma de negocio allá por donde va?

-Nos tratan con cariño también porque es un beneficio para el pueblo, se llevan un dinero, son unos ingresos. Por el camino, por donde pasas, la gente te admira, y sale, pues quieras que no siempre les vas dejando dinero. Esto es un negocio, tu pasas por un pueblo y tomas unas cervezas, la comida. Cuando pasas por Puebla vas al restaurante y le dices queremos un primero y un segundo para los siete que venimos con la cabaña. Siempre es dinero que vas dejando por donde vas pasando.

José Cruz Mateos

José Cruz Mateos, «El Ciego de Mellanes», está cumpliendo estos días uno de los grandes sueños de muchos amantes del mundo agroganadero y de la naturaleza viva: hacer la trashumancia desde Aliste a las sierras de la Alta Sanabria con los últimos nómadas ibéricos acompañados de miles de ovejas. Si ya de por sí la travesía de más de cien kilómetros y cuatro días que cruza la Sierra de la Culebra es durisíma, para él cuenta con el añadido de ser invidente. A pesar de ello, alegre y contento, hace camino al andar, ayudando y cuando llega el caso, dejándose ayudar por los siete pastores y zagales guiando a 3.500 ovejas castellanas.