-¿Cree que los niños del ámbito rural se identifican con estos ritos?

-Sin duda a medida que van creciendo se implican cada vez más con estas tradiciones. A partir de los 14 o 15 años ya participan de forma activa en su celebración. Además cada vez lo hacen desde edades más tempranas, por lo que sin duda creo que sí simpatizan con ello.

-¿No sería conveniente hacer un calendario de celebraciones, que los visitantes supieran qué van a ver y cuándo?

-Ya existe un portal en el que se pueden encontrar todo tipo de información respecto a estas tradiciones. Es el correspondiente a la Academia Ibérica de Máscaras (http://www.academiaibericamascara.org), la cual yo presido. Aquí se puede encontrar fotografías, información, estudios y exposiciones de estas costumbres.

-¿Qué futuro le ve a estas celebraciones?

- El futuro que le depara es positivo. Cada vez se recuperan más este tipo de tradiciones, pero claro esto tiene que estar ligado a que simpre hayan jóvenes que lo lleven a cabo. En algunos pueblos participan las chicas para garantizarque se sigan celebrando y en otras ocasiones se ofrecen hombres casados. Todo esto son soluciones puntuales para poder seguir manteniendo viva la tradición. Hay que alabar a las localidades que aún pueden seguir manteniendo la tradición bajo las premisas de siempre, en las que sólo podían participar chicos solteros. En algunas zonas han tenido que pasar la cita al verano para evitar que se pierda. El caso de Pobladura de Aliste es el más llamativo, dado que se tuvo que trasladar la fecha del 26 de diciembre al 15 de agosto para así garantizarse que se siga pudiendo disfrutar de las mascaradas al estar mucho más poblado en estas fechas. San Vicente de la Cabeza también es otro ejemplo, pero el cambio de día no fue tan drástico, puesto que se adelantó del día de San Pedro a fechas más veraniegas por la misma razón.

-¿Qué diferencias ha encontrado en estas costumbres entre los dos lados de la frontera?

-Especialmente se diferencian en el uso de animales. En las localidades zamoranas es habitual encontrarte bueyes, vacas, toros, pájaros o caballos. En Braganza eso es muy poco habitual, sólo en un pueblo se representa. En esta zona es habitual que estos aparezcan representados en distintos elementos de las mascaradas.