Los vecinos y el alcalde de Muelas de los Caballeros consideran que el oso puede ser un «verdadero aliciente» para el turismo y la reactivación socioeconómica del pueblo, y ayer parecían encantados con tan extraordinario habitante. Por su parte, la Junta de Castilla y León investiga la presencia del plantígrado en la zona.

La colocación del «pastor eléctrico» en el colmenar del paraje de los Balgones, en Muelas de Los Caballeros, aparentemente evitó en la noche del martes al miércoles un nuevo asalto del oso, como ayer constataba el apicultor Isidro Bordel Lafuente, que mantiene la visita casi diaria a la explotación. En la zona se han colocado además nuevos dispositivos de fototrampeo para «cazar» la imagen del animal en acción. Se analizan además otros vestigios en los pinos de un pinar próximo que «Giorgino» pudo usar para dejar sus marcas y aliviarse los picores. El servicio Territorial de Medio Ambiente mantiene la cautela y dice «estar investigando». Por las medidas de la huella es un animal de proporciones importantes. «No es pequeño» según los primeros indicios que maneja el servicio Territorial de Medioambiente. Es sabido, además, que la población de oso registra un incremento y también de una expansión.

«A mí no me da miedo el oso. Esta mañana -por ayer- he ido a setas al monte de Velilla como todos los días», afirma Vicenta Rodríguez García, vecina de Muelas, donde la noticia se extendió como la pólvora. «Ni creo ni dejo de creer, hasta que me llevé el susto, porque yo pienso ir a por setas igual» añadió. Al ver que uno de los agentes medioambientales que participó en el rastreo era su sobrino cambió de opinión y entonces reconoció que «será bueno para el turismo». Los vecinos que residen en el pueblo recuerdan los relatos de sus mayores sobre el oso en estos montes, de hecho la topografía vuelve a ser indicativa con el paraje de la «la cueva del oso». Ángel Otero Lozano corrige para afirmar que el paraje se llama la «Caseta del Oso» y expresa que de niño oyó hablar a su padre, Isidro Otero Rodríguez, del plantígrado. «Era muy pequeño y tampoco te enterabas mucho, no habíamos visto nunca un oso, no había televisión, no había radio». Martiniano Varela Ferrero explica que en el lugar donde Isidro tiene la miel hay dos construcciones, la rehabilitada era el chozo de los pastores, y la nueva sirve para las meriendas veraniegas de todos los convecinos. En tiempos lejanos se hablaba de los daños a los colmenas, aunque el cerramiento de los enjambres era más por sentido de delimitar la propiedad que de guarecer a las abejas del oso.

En Muelas de los Caballeros existen actualmente alrededor de 6.000 colmenas. La apicultura es una actividad muy extendida en el pueblo. Vicenta tiene pocas colmenas, 150 enjambres.

«El oso no es tonto, se tapiña la miel, que es dulce y le gusta» comenta la vecina Teresa Muelas. De la noticia se han hecho eco «hasta en Madrid». No se sabe de dónde salió el oso, pero Teresa no tiene ninguna duda de que viene de León. Y por lo que se ha dicho es un animal «muy grande». Afirma atreverse a a subir hasta el monte de Velilla porque, asegura, «si no te metes con ellos no te hacen nada». Su vecina Patro Madrigal es más reticente a ser tan amistosa con oso. Subraya que entre los vecinos hay expectación ante la novedad. Carlos Llamas Pozuelo es otro de los vecinos que entra a la conversación y saca a relucir la preocupación por los daños en los colmenares.

El alcalde del municipio de Muelas de los Caballeros, José María Condado Calvete mantiene una postura de «esperar a ver en qué termina esto». «Por un lado es una novedad, y habrá que ver si es beneficioso para el pueblo», pero, por otro lado, «habrá que estar pendiente por si sigue haciendo daño», en los colmenares. El alcalde también constataba que el oso ha animado las tertulias en el pueblo. En el bar afirman que los antepasados cerraron las colmenas con tapias de hasta metro y medio de altura para evitar los daños. «No había colmenas sueltas». Cuando menos, el interés por el oso abre las expectativas de que atraerá visitantes al pueblo. Es una idea generalizada en el vecindario.

Antonia Gavilanes Lafuente y su hija Ana Noel Carballo Gavilanes, cesta en mano, están preparadas para ir a recoger setas a Villarrío, en el extremo opuesto del Monte de Velilla. Cuando se le pregunta por la presencia del oso afirman que, sin ninguna duda, «se ha escapado de León, de la zona de la Cabrera, porque aquí nunca hemos visto el oso».

Normalmente madre e hija no van a Velilla a recoger setas porque queda muy alejado del pueblo, aunque es una de las zonas habituales para los seteros como el Monte de Perilla y Valdepeica. Ana afirma que ha ido muchas veces sola a recolectar setas y no le da ningún miedo el oso.

Los naturalistas Ramón Grande del Brío y el José Piñeiro Maceiras no se muestran sorprendidos por la aparición del oso en la zona de Sanabria-Carballeda porque llevan años sosteniendo que el plantígrado pisa y goza de este territorio.

De hecho, uno de sus trabajos, titulado «Informe sobre el oso pardo y las montañas Galaico-leonesas», de 2009, es una acumulación de referencias a la presencia del oso en la comarca que vienen a demostrar que, por uno y otro lado, este animal sorprende a veces mostrando su grandiosa estampa. En el mismo se pone de manifiesto que el propio Servicio de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, en Zamora, es sabedor de estas puntuales apariciones. Así, en su obra, se pone de manifiesto que «un oso solitario» fue visto «por el topógrafo y el ingeniero que trabajaban en la carretera que une Escuredo y Truchillas. Indican, además, que el ingeniero de Montes, Guido Rodríguez de Lema, también les informó «de la presencia de un ejemplar en la sierra de Velilla».

Pero son múltiples las citas de personas que afirman haberlo visto al oso, en 1994 en Vega del Castillo, también en Mombuey por una persona que afirmaba que había algunos «traídos de Asturias por el antiguo Icona», otros cazadores lo vieron en las proximidades del embalse de Vega de Conde, otros en Padornelo, otro en Nuez de Aliste. Pocos años no da señales de vida el asombroso omnívoro.

«Hay un corredor, con el límite en Justel y que llega hasta Peña Trevinca», afirma Ramón Grande del Brío. «Toda la cordillera divisoria de Segundera, La Cabrera y Peña Negra y sus valles son transitados por el oso. Sabemos que está ahí y llevamos años haciendo seguimientos» expresa el naturalista salmantino Grande del Brío.

José Piñeiro Maceiras destaca que «la Junta de Castilla y León tiene constancia de la presencia del oso en la zona». Para mayor abundamiento, en el año 2005, con ocasión de la conmemoración de los 30 años del Instituto de Conservación de la Naturaleza de Portugal, Joao Menezes puso en conocimiento de todos los presentes que había sido contactado «por una técnica de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, en Zamora, para saber del interés luso, a través del Parque de Montesinho, de desarrollar un proyecto sobre la recuperación del oso pardo». Parece ser, enmarcado en una iniciativa o proyecto Life subvencionadas con fondos europeos.

El biólogo y gestor cinegético Óscar Regueras expresa su alegría por la presencia del oso en la zona, «que es un lujo,« pero apunta que «los daños deberán ser sufragados por toda la sociedad y no solo por el perjudicado, porque si solo lo sufren los paisanos puede haber problemas».

Ramón Grande del Brío va más allá y asegura que «también existe un cantadero de urogallo», otra especie que se da por desaparecida en la provincia de Zamora. Se muestra especialmente crítico con las actuaciones repobladoras que la Junta de Castilla y León ha efectuado en la zona hasta el punto de señalar que «la Administración es el peor peligro al arar el hábitat y realizar repoblaciones inadecuadas». El naturalista salmantino defendió las prácticas de antaño, de plantar sobre agujero y en terrazas. Expresa que «han machacado las vertientes porque al arar dejaron las zonas descubiertas y erosionadas y, antes de que se hayan recuperado, ha sobrevenido la catástrofe porque han marchado los animales». Hace hincapié, además, al perjuicio que supone arar las vertientes en vertical, «porque favorece la erosión». Una práctica que también es reprochada por los pescadores, que afirman que con las lluvias la tierra de se desliza por los surcos hacia los cauces.

Fuentes naturalistas ponen de manifiesto que la presencia del oso, de un modo más sólido que una temporalidad o un recorrido de pura nutrición, supondrá para la Junta de Castilla y León el estudio de una nueva consideración del territorio y la puesta en marcha de otra gestión.