El cese de la actividad de la planta de Coreses, denominada Alstom Wind Altamira, ha supuesto un duro mazado para los 120 trabajadores que forman parte de su plantilla. Cuando todavía asumían el expediente de regulación de empleo suspensivo presentado por la compañía el pasado viernes, que suponía el cierre temporal de la empresa hasta diciembre, la multinacional les sorprendió ayer con el anuncio del cese total de actividad de la planta eólica de Coreses. «Estamos todos muy mal porque no nos lo esperábamos, nos ha cogido desprevenidos», asegura Agustín Bonis, miembro del comité de empresa de Alstom Wind Altamira.

El plan de reestructuración anunciado por la fecha no concreta las fechas en las que se hará efectivo el cierre de la fábrica zamorana. «De momento solo sabemos que dejamos de trabajar a partir de mañana jueves, que era la fecha fijada para aplicar el anterior ERE suspensivo», lamenta este trabajador. La incertidumbre sobre su futuro se ha adueñado de la plantilla de trabajadores, que tendrán que esperar los resultados del proceso de negociación para saber si pueden acceder a una recolocación en otras fábricas del grupo o a las prejubilaciones que previsiblemente se ofrecerán a los empleados de mayor edad. Los empleados que no puedan o quieran optar a ninguna de estas dos posibilidades tendrán que negociar la cuantía que cobrarán como indemnización por sus despidos.

La fábrica de Almston Wind Altamira en Coreses ha estado produciendo torres para parques eólicos principalmente de Europa, alguno de España y el norte de África. Precisamente la empresa anunció el julio del año pasado un importante contrato con Finlandia para la construcción de un parque eólico abriendo por primera vez mercado en el país nórdico.