«Todavía me tiembla todo». A Carmen Aguado le cuesta reponerse del susto que se llevó la madrugada de ayer cuando «tres o cuatro lobos» literalmente pasaron a su lado después de que les sorprendiera en los colgadizos del corral donde se encontraba más de un centenar de ovejas abocadas a parir. Ocurrió hacia las tres de la mañana de ayer lunes en una explotación de Castrillo de la Guareña situada a apenas doscientos metros del pueblo, donde los ganaderos poseen la vivienda y crían una piara de unas 360 ovejas.

Es el segundo ataque en el periodo de un mes que sufre esta explotación de ganado ovino de la que es titular Diego Gallego. El primero ocurrió el día 21 de diciembre con el resultado de 12 ovejas muertas. En esta ocasión solo se ha contabilizado un cadáver, quizá por la rapidez con la que la esposa del ganadero reaccionó cuando oyó «un ruido raro» en los corrales. «Pero las consecuencias vendrán después porque las ovejas (unas 160) están para parir; seguro que algunas abortarán, se han estresado y cuesta mucho sacar esto adelante» expone indignada Carmen Aguado.

Fue ella quien literalmente sorprendió a la manada de lobos cuando se disponían a darse el festín. «Mira que soy valiente, no suelo tener miedo pero esto me ha dejado temblando, es que estos bichos imponen» confesaba horas después del incidente.

En realidad la mujer ya se fue un poco mosca a la cama «porque yo veía que los perros estaban asustados, ladrando mucho, inquietos, como con miedo». Carmen se había acostado tarde, después de estar preparando los papeles del IVA. No se dormía, así que sobre las tres de la mañana se asomó a la ventana, «veo a la perra ladrando cuando, un lobo en el corral, donde las corderas. No me lo podía creer, salí y yo pensé que saldría corriendo, cuando me mira y veo a otros dos que estaban en la nave. En total me pareció ver tres y me han pasado a nada, al lado. Me temblaban las piernas» cuenta sin perder detalle. «Que no vengan con que si son lobos o no porque yo los he visto perfectamente».

Y así se lo contó ayer a los técnicos de la Junta desplazados tras denunciar este ataque. «Es que los he tenido a la misma puerta de casa» insiste todavía con el susto en el cuerpo, tras darse casi de bruces con el depredador. «Yo pensé que los lobos se asustaban pero nada, y las perras (una atada y otra suelta) pasaron tanto miedo de la otra vez que se quedaron ahí».

¿Y ahora qué? «Pues son unas ovejas que están muy seleccionadas, de una sola parición; si te dan 70 euros por cada una no se cubre todos los gastos ni el trabajo de todo un año. Es que no es el valor solo del animal, pierdes la producción y nosotros vivimos de esto» se queja Carmen Aguado.

«No hay derecho, llevamos veinte días seguidos con los lobos rondando» cuenta Daniel Gallego. Temerosos de sufrir un ataque, estos ganaderos ya habían tomado sus medidas de prevención como colocar una máquina en una de las porteras para cortar el acceso del depredador, mantener las luces del corral encendidas o con la radio puesta toda la noche; «aún así han entrado». Hasta se apresuraron a suscribir un seguro vistas las «lobadas» que oían a ganaderías del entorno. «Lo hice el día 18 y el 21 me tocó» confiesa Diego Gallego. Asegura que se han constado huellas y señales de la presencia del lobo por la zona «y los forestales han hecho un informe de ello porque han visto los excrementos. El último mes ha sido horrible; también ha habido ataques por Vadillo o Fuentelapeña».

El nuevo ataque ha dado pie a la Alianza por la Unidad del Campo (Upa-Coag) a denunciar, una vez más, la «indefensión» que sufren los ganaderos, «pues incluso encerrando el ganado en naves o cercados, no consiguen evitarlos». Desde las organizaciones agrarias se solicita «de nuevo la intervención inmediata de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en el control de estos lobos», dados los «continuos ataques y los graves daños económicos en las explotaciones». Apuntan que la «eliminación simbólica» de un ejemplar (como ha ocurrido hace escasas fechas) no evita el daño del resto de la población asentada en la zona».

Fue el 16 de enero cuando la Junta confirmaba que la Patrulla de Seguimiento de Fauna había abatido un ejemplar de lobo ibérico en el término municipal de El Maderal. Una captura que respondía a las «labores de control de la especie que efectúa la Junta al sur del Duero» para disminuir el número de ataques al ganado. Para ello los técnicos de la Junta estuvieron realizando una serie de aguardos al lobo en la zona, como consecuencia del importante número de ataques producidos a la ganadería en los últimos meses en esta zona, y finalmente esta mañana se ha abatido un ejemplar de lobo.