Tábara.- Miguel San Román Hernández, ese será el nombre del primer santo nacido en la Villa de Tábara, que seguirá los pasos de los hijos adoptivos San Froilán y San Atilano llegados a tierras tabaresas allá por el siglo XI para fundar el Monasterio de San Salvador y el de Moreruela, terminando luego como obispos de León y de Zamora, antes que insignes santos. El, conocido como "Siervo de Dios" será beatificado por el Papa Benedicto XVI el día 28 de octubre en Roma junto a otros 98 agustinos españoles que fueron martirizados en el año 1936 «únicamente por ser religiosos» dentro de la persecución religiosa que sufrió la iglesia católica española entre 1931 a 1939: en la Segunda República y la Guerra Civil.

La parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Tábara ha iniciado los preparativos previos para un acto histórico al que ya han confirmado su asistencia familiares y paisanos. De momento sus vecinos ya presumen orgullosos de un nuevo tabarés ilustre, al que ya conocen a fondo, gracias a la magnífica memoria histórica realizada por su biógrafo Antonio Montes Cueto donde Miguel San Román Hernández aparece reflejado junto a la iglesia de Santa María, luciendo el hábito agustino.

Miguel San Román Fernández nacía en la insigne Villa de Tábara el 11 de agosto de 1878 y allí pasó su feliz infancia. Una vez que realizó las Humanidades ingresaría en el Real Colegio de San Agustín de Valladolid donde vestiría el hábito el 10 de septiembre de 1894, con 16 años. A partir de ahí llegó el primer año de noviciado, tras lo cual profesó los "Voto Temporales". Allí cursó los estudios de Filosofía e hizo la Profesión Solemne el día 18 de noviembre de 1898.

La Sagrada Teología la completó en el monasterio de Santa María de La Vid, lo que le supuso ordenarse presbítero el 10 de agosto de 1902. Su primer destino fue en la misión de Iquitos fundada solo un año antes por el Padre Paulino Díez, Prefecto Apostólico de la Nueva Misión que allí contaba con cinco misioneros, de los cuales los caníbales mataron a dos de ellos, el Padre Bernardo de la Calle y Miguel Vilajoli, junto a otros sesenta cristianos del Alto Maragón.

Montes señala qué: «Empieza el colapso de la pérdida de Filipinas. Los religiosos de la Península quedaron desconectados del Definitorio que residía en Manila. En interim eligieron una Junta Extraordinaria que, en julio, tomó el acuerdo de suspender el Noviciado y el Profesorio de votos Simples. Menos mal que a los diez meses la primera decisión del recién nombrado Provincial, el Padre Lobo, fue la de seleccionar doce novicios y continuar el Profesorio».

El día 10 de agosto de 1902 se ordenaba presbítero una vez realizada la Sagrada Teología en el Monasterio de "La Vid". Tábara, sus autoridades civiles y religiosas, y vecinos viven con ilusión la espera de su santo.

Lágrimas ante los infieles "aguarunas"

Asegura su biógrafo, perfecto conocedor de su vida y obra, que «muchas lágrimas tuvo que enjugar el Siervo de Dios ante los desmanes de los infieles "aguarunas". Allí paso varios años desarrollando con gran celo sacerdotal su labor misionera en el Vicariato de Iquitos. Entre las dificultades que más esterilizaban el trabajo de los religiosos figuraba el despotismo y la enorme presión que ejercían los blancos en las explotaciones indígenas».Y asevera: «muy pronto establecieron una Escuela para impartir los cinco años de formación Primaria incluyendo Trabajos Manuales y Modelado».

Así consta en el informe oficial del inspector: «Dejó constancia al mismo tiempo de que he sido gratamente impresionado por los notables progresos realizados en dicha escuela, el buen método que en ella se emplea, la especial contracción y espero de parte de sus directores y el indiscutible aprovechamiento de los alumnos, circunstancias que conceptúo de consideración al dar cuenta de mi cometido».

Sin embargo el clima y el trabajo quebrantaron su salud y se vio obligado a regresar a España y fue profesor en el Real Colegio de Valladolid y con posterioridad en otros centro para la formación de jóvenes. Fueron sus siguientes destinos la Residencia de Neguri, en 1925, y el Monasterio de Santiago de Ucles, nuevo seminario de la Provincia de España, en 1927. luego llegaría a la Residencia de Santander alternando su misión sacerdotal con un celo ejemplar y las enseñanzas en escuelas gratuitas para los niños más pobres en la calle Rúa Mayor de la capital cántabra.

Miguel San Román era detenido el día 18 de diciembre de 1936 junto a Eugenio Cernuda y desde entonces nada más se supo de ellos. Se supone que fueron despeñados en el faro de Santander probablemente en la misma fecha que el padre Epifanio, martirizado el día 22, cuyo cuerpo apareció en las costas francesas con otros muchos. Se dice por parte de sus paisanos y seguidores que Miguel San Román cuando era molestado y martirizado se puso a rezar por sus agresores.

Uno de los sesenta y ocho camino de los altares

Guerra Civil: Al estallar la contienda el 18 de julio de 1936 se refugió junto al padre Eugenio Cernuda en la casa de Maximina Gutiérrez Bárcena, que les llevó a la pensión "Primera Alameda". Salían del retiro donde se encontraban para celebrar la eucaristía en las casas particulares, cosa que les podía perjudicar. «Pero a pesar de las advertencias que se les hacía, seguían atendiendo con valentía a las familias cristianas que los llamaban, lo que es inicio de su gran celo por el bien de las almas».

Entre Gijón y Paracuellos del Jarama: La beatificación del día 28 en Roma incluye a 98 agustinos martirizados en 1936. De ellos, 2 fallecieron en Tomelloso (Leganés) el 25 de julio y 30 de agosto; 63 en Paracuellos del Jarama los días 28 y 29 de noviembre; 4 del Convento de Gijón y del colegio de Santander, el 24 y el 15 de agosto; 4 en Málaga el 15 y el 25 de agosto y el 21 de septiembre; y 10 de la residencia de Caudete (Albacete) sacrificados en Fuente la Higuera (Valencia) el 5 de agosto.