«Esto es un sinvivir» termina por sincerarse César Hernández, que ayer se presentó en la sede de su sindicato agrario, Asaja, arropado por el presidente provincial Vicente Calzada, con denuncias, facturas, seguros ... toda la documentación que prueba el calvario que ha vivido especialmente este año. «Esto es continuo, nos afecta a todos». Pero sin duda su caso no deja indiferente. En 2012 tres robos (el 26 de enero, 13 de febrero y 13 de noviembre); «en los dos primeros, los costes de reparación de instalaciones se acercaron a los doce mil euros y el presupuesto de la nueva reparación por el último supera los siete mil».

Son las cifras puras y duras. Detrás, los daños colaterales. En su caso la imposibilidad de sacar la remolacha porque en el último robo le dejaron inutilizado el pívot, allí quedó atravesado, han llegado las lluvias y no hay quien entre en la tierra para retirarlo. «No hay posibilidad de mover nada mientras el tiempo no nos deje, teníamos que tener nuestro dinero en el banco y la próxima cosecha implantada. Pero está todo paralizado» lamenta. «Es que este señor no puede sembrar este año la finca porque no ha sacado la remolacha y pierde una campaña entera. ¡Quién valora todo eso!» intercede indignado el presidente provincial de Asaja.

«No se valora el tiempo que tenemos que perder para poner las sucesivas denuncias, ir a la inspección ocular y todo ello sabiendo de antemano que no sirve para nada» expresa César Hernández con una indisimulada indignación. «Es horrible, constantemente estamos viendo coches por los caminos. Todo el campo es suyo, no tienen nada que perder, no hay miedo. Son constantes las llamadas de amigos, de vecinos que pasan por las tierras y dicen que han visto una furgoneta. Entonces dejas todo lo que estás haciendo, te vas a la carrera y, cuando llegas, rezando para que no haya vuelto a pasar. Porque hoy reparas, pero lo que no sabes es cuánto te va a durar. Quizás mañana, la semana que viene, cuando vayas a utilizar la instalación, vuelva a estar otra vez en las mismas condiciones».

A César le han robado de todo, desde los cuadros interiores de una caseta de riego hasta el radiador de un motor, el tendido de cable de dos pivots, la salida del cable de la bomba a los cuadros... «En una ocasión me han vertido al suelo un depósito entero de gasóleo, lo vio la Guardia Civil, vino la Policía Judicial pero al final no va a ningún sitio», cuenta resignado.

«A ellos les imputan hurto cuando lo que habría que hacer es imponer el gasto de reparación y todos los trastornos que nos generan. No se puede juzgar a esa persona por el valor de lo que él lleva a la chatarra sino por el daño que nos ocasiona. Porque arrancan todo sin ningún cuidado, destrozan todo y te quedas... cuando lo ves se te cae el alma a los pies».

Este agricultor de Vadillo considera que la infraestructura de seguridad es «insuficiente para controlar todo el campo». Pero, claro, «el campo no tiene puertas. Siempre se ha dicho que el miedo guarda la viña, pero habrá que hacer cumplir a esta gente las leyes, como hacemos los demás. Creo que ya basta de estar en este sinvivir».

El hartazgo es tal que el presidente provincial de Asaja no duda en admitir «miedo a ciertas reacciones porque la gente está muy caliente. Somos un colectivo repetidamente atacado». Vicente Calzada pide «un cambio en el procedimiento de enjuiciamiento, hay que buscar otra manera de enjuiciar a estos cacos, que haya penas efectivas».

Anunció el envío de cartas a PP y PSOE «para que hagan causa común porque la paciencia de agricultores y ganaderos se está acabando. Hay miedo real a que pueda ocurrir alguna desgracia». El presidente de Asaja sacó a la luz un dato nada cómodo: «van cuatro muertos en España por salir en persecución de los ladrones».

Porque los consecutivos asaltos están haciendo reaccionar a los damnificados. César Hernández ha tenido hasta «cuatro contactos» con los delincuentes». ¿Y qué hacen?. «He visto de todo, desde gente que ha sentido miedo, a sentirlo yo. En una ocasión me dio la sensación de que tenían claro que no tenían nada que perder».

También se encontró con un individuo que conducía un coche «con gasóleo agrícola» y sobre el que pesaban más de cincuenta denuncias. «Si nos pillan a cualquiera de nosotros te vuelves a casa sin coche y con una multa exagerada», apostilló Calzada durante la comparecencia conjunta con el agricultor en la sede de Asaja de Zamora. «Ellos siguen circulando porque no tienen nada que perder», sentencia César Hernández.

Vicente Calzada tampoco se mordió la lengua. «Tenemos constancia de que hay algunos por la zona que están comprando esa chatarra (la que roban otros a los agricultores) y lo que habría que hacer con ellos es cerrarles el negocio y meterles las multa correspondiente. Si no hubiera gente que comprara eso se acababa el problema».

El mensaje es insistente: «que caiga sobre ellos todo el peso de la ley». Porque hay más efectos colaterales y los agricultores lo sufren ya en sus carnes. «Tenemos nuestros bienes asegurados porque vivimos de ellos, pero con tantos partes que hay que dar, los seguros nos están aumentando hasta un 200 y un 300 por ciento. Lo más grave de todo es que las compañías terminan por no querer ni hacértelo» expuso el presidente provincial de Asaja.

De todo ello está cumplidamente informada la subdelegada del Gobierno, Clara San Damián, que ha mantenido sucesivas reuniones con agricultores, muy especialmente de las zonas de Toro y La Guareña, las más castigadas por los asaltos. «No nos podemos quejar porque nos ha escuchado y no ha animado a denunciar pero es que hay mucha más delincuencia en el campo de la que se cree. Y tenemos que intentar parar esto» insistió Calzada.