Las distintas administraciones pusieron ayer a prueba, en la localidad de Vega de Tera, la coordinación y la eficiencia de los numerosos medios humanos y materiales destinados a afrontar una emergencia de inundación provocada por la hipotética rotura de la presa de Nuestra Señora de Agavanzal, agravada por la caída, en cascada, de las dos presas precedentes en el río Tera: Valparaíso y, aguas arriba, Cernadilla.

El simulacro de actuación ante semejante catástrofe movilizó a varios centenares de personas (400 según la Junta) y a un importante complemento de vehículos y de medios terrestres, acuáticos y aéreos. A las decenas de profesionales integrados en los cuerpos y fuerzas de seguridad, emergencias sanitarias del Sacyl, bomberos, de Cruz Roja, voluntarios, psicólogos, efectivos de Protección Civil, y «figurantes» se unieron decenas de vecinos, la mayoría del pueblo de Vega de Tera, potenciales víctimas de la riada generada por el rápido y mayúsculo desembalse de decenas de millones de metros cúbicos de agua.

Esta dinámica puesta en escena fue organizada por la Junta de Castilla y León, a través de la Agencia de Protección Civil de Castilla y León, que de esta forma activó el Plan de Protección Civil ante el Riesgo de Inundaciones en la Comunidad de Castilla y León (InunCyL).

El gran simulacro sirvió «para comprobar que todos los elementos y organismos e instituciones están preparados para la resolución de la emergencia y para minimizar los riesgos que pueda producir la catástrofe», en palabras del director general de la Agencia de Protección Civil, Fernando Salguero. Reiteró que «con este supuesto extraordinario queremos estar en prevención», asegurando que «en la prevención está gran parte de la solución de la emergencia». La actuación de ayer sirvió, además, «para ver las interacciones de los diferentes cuerpos que participan en una emergencia».

Por el desarrollo de las intervenciones, por la coordinación de los equipos participantes o por el espectáculo mismo, ayer todo el mundo quedó satisfecho de los resultados del simulacro protagonizado.

El dispositivo tuvo su mayor expresión en la zona denominada El Barrero, donde se instaló el Puesto de Mando Avanzado (en constante comunicación con los centros la Delegación Territorial de Zamora, el centro de Valladolid y el Centro de Operaciones de Cuenca de Iberdrola) y también se afincaron diversos servicios sanitarios encargados de atender a las víctimas. El otro gran escenario de actuación fe La Tablada del río Tera, donde se realizaron diversas labores de búsqueda y rescate de personas desaparecidas, heridas o fallecidas a consecuencia de una brutal inundación.

El delegado Territorial, Alberto Castro, que ejerce como director del Centro de Coordinación Operativa Integrada (Cecopi) señaló ayer que uno de los objetivos «es demostrar a la ciudadanía que estamos preparados para una situación de emergencia, y que existe una perfecta coordinación entre los diferentes organismos cuando salta una situación de emergencia».

La coordinación, indicó, «es complicada, y es justo reconocer la labor de los profesionales que trabajan para dar solución y paliar un estado de emergencia».

La subdelegada del Gobierno, Clara San Damián, que añade al operativo a la Guardia Civil y la Unidad Militar de Emergencias, destacó que «lo primero es decir a los ciudadanos del pueblo que no se alarmen porque la posibilidad de que la presa se rompa es mínima». Insistió en que «la prevención es importante, y hoy se ha comprobado que todos los medios humanos y materiales están, son efectivos y que trabajan coordinadamente».

«Están bien estas pruebas, y que las cumplan si ocurre» manifestaba el vecino Germán de la Fuente, de 78 años, que siguió de cerca el desarrollo de los acontecimientos. «Ojalá siempre sea mentira, como ahora, porque yo conocí el cauce del río seco y, cuando voy a la presa, como sé el hondo que tiene, me da miedo» decía Sinforosa Mateos. Ambas personas de Vega de Tera. También acudió y tomó parte activa el joven de Olleros de Tera, José Colino Blanco, que cree que el mayor peligro, de venirse abajo la presa, lo sufriría «el barrio de Debajo de Olleros». En su criterio, Agavanzal solo rompería si lo hacen Valparaíso y Cernadilla, «porque son más viejas». A Vega de Tera asistió, igualmente, el vecino de Rionegro del Puente, Manuel Trigo, para cerciorarse de la forma de actuar ya que, según precisó, Rionegro también puede sufrir las consecuencias de la rotura de la presa de Valparaíso.

El desarrollo de las operaciones se extendió desde las diez de la mañana, con los preparativos, hasta pasadas las 13.00 horas; pero todo adquirió vértigo cuando Iberdrola notificó el riesgo de inminente rotura de la presa de Agavanzal al director del Plan de Emergencia de la Presa (PEP). El delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Alberto Castro, según establece el protocolo del InunCyL, declara la situación 2 del plan y se constituye el Centro de Coordinación Operativa Integrada, con sede en la Delegación.

Rápidamente se alerta a los Grupos de Acción que actúan en la zona y se establece el Puesto de Mando Avanzado (PMA) en las inmediaciones de la zona del simulacro. El jefe del PMA será el jefe del Grupo de Intervención -Agencia de Protección Civil de la Junta de Castilla y León-.

Los responsables de este puesto mantenían ayer una comunicación telefónica y visual constante con el Centro de Operaciones de Cuenca de Iberdrola, así como con los responsables de los Centros de la Delegación Territorial y de Valladolid.

El pueblo de Vega de Tera fue alertado del peligro a través de la sirena instalada por Iberdrola en el pueblo, y sin demora ascendió hacia la zona alta para escapar del alcance de la inundación. Sin embargo, los efectivos sanitarios tuvieron que entregarse en rescatar personas heridas que fueron trasladadas hasta los puestos de Cruz Roja y de atención psicológica. Figurantes de Zamora y Benavente hicieron el papel de víctimas con la mayor crudeza posible. Raquel Gallego, por ejemplo, representó un ataque de histeria «de cine».

El siguiente ejercicio de simulación tuvo lugar en el área recreativa, en La Tablada del río Tera, donde efectivos del Grupo de Rescate y Salvamento de Castilla y León (GRS) y de la Unidad Militar de Emergencia demostraron su preparación y una garantía en las labores de recuperación de personas atrapadas o arrolladas por la inundación. Llevaron a cabo «el ejercicio lógico de rastrear y peinar minuciosamente la zona en busca de víctimas que pudieran hallarse entre la maleza y la vegetación». Detectada una persona se procedía a su evaluación e inmovilización, con la ayuda de los equipos de refuerzo. Los implicados en estas labores de rescate siempre tendían de uno a otro lado del río la llamada «línea de vida», una cuerda al que poder agarrarse en caso de que la corriente arrastrase a los rescatadores río abajo. Tampoco faltó un ejemplo «pactado» de esta situación.

«Tan importante es hacerlo rápido como hacerlo bien», expresaba ayer, altavoz en mano, el coordinador de emergencia en la agencia de protección civil de la Junta de Castilla y León, Miguel Ángel Martín Blanco. El momento estelar llegó con la intervención del helicóptero de emergencias, cuyos efectivos sacaron de las aguas -ayer a 15 grados- e izaron a dos personas en apuros, para trasladarlas al centro de atención sanitaria.

Todo el desarrollo era seguido con expectación por decenas de personas. «Es emocionante» decía María Cordero, de Vega de Tera, que no pudo inmortalizar el espectáculo porque ya había agotado la capacidad de la cámara fotográfica.

El alcalde del municipio, Esteban Llamas, coincidió con la totalidad y deseó que «no pase nunca» la catástrofe. Afirmó, además, que «nunca ha habido entre la gente sensación de temor».

Responsables de los grupos de intervención harán un chequeo de las simulaciones para corregir posibles errores o darse cuenta de posibles necesidades de adaptación de los procedimientos. Luego, en una reunión analizarán y evaluarán lo que se puede mejorar según manifestó el coordinador.

El vecino Manuel Martínez, que tampoco perdió ripio del simulacro en toda la mañana, expresó que «es mejor estar así que trabajando en el suceso real». Otros fueron más lejos, «que no ocurra nunca la rotura, pero de ocurrir que sea un día como hoy, que estamos todos en la zona y preparados».

La actuación de ayer se enmarca en el Proyecto Ariem 112, perteneciente al Programa Operativo de Cooperación Transfronteriza España-Portugal.