Miles de personas participaron o asistieron al encierro de campo organizado ayer en Moraleja del Vino con motivo de las fiestas de la Magdalena. Lo hicieron a caballo o subidos a vehículos de toda naturaleza que confieren a este evento taurino unas formas liberales de participar y, al tiempo, una compostura para no perjudicar su desarrollo.

Luis Miguel Ballesteros destacó ayer el buen comportamiento de los conductores, que respetaron las distancias evitando así atropellos o molestias desagradables.

Al campo fueron soltados dos novillos, de los hermanos Sánchez Oviedo, de Salamanca, que expresaron buena veta «con arrancadas largas y limpias». Al separarse los animales, el espectáculo de expandió por la campiña dando juego a toda afición. Unos de los astados, el más oscuro, optó por permanecer más cercano al pueblo, y el otro siguió su curso hacia la carretera de Bamba dividiendo de esta forma a sus acosadores o perseguidores.

Los episodios o momentos de mayor emoción y tensión se dieron con los caballistas, cuando los toros consiguieron arrimar sus pitones a las nalgas de los caballos. Sin embargo, ayer no hubo que lamentar percances de calado, al decir de Ballesteros. Realmente no faltaron instantes tensos, pero los jinetes y sus monturas salieron airosas de la acometida y ante la expectación de los numerosos aficionados que seguían los acontecimientos desde sus respectivas atalayas andantes.

Fueron más de cien los caballistas que ayer se atrevieron a tomar parte de un encierro que tiene lugar con todo tipo de monturas. Igualmente se cifran en más de trescientos los vehículos dispersos por el escenario. Esta diversidad de protagonistas hace que el encierro taurino de Moraleja del Vino se desenvuelva por el campo, debido a la gran sequía reinante, inmersos en una atmósfera de polvo, a veces, cegador. Las peñas siguen el evento subidas y defendidas en los remolques de los tractores, pero otros lo hacen en coches particulares y no faltaron a la vista de las gentes la estampa de jóvenes tirados sobre los capós de los vehículos o sacando el cuerpo por las ventanillas en unas posiciones del todo acrobáticas.

Fueron dos horas y media no exentas de intensidad, donde cada aficionado trató de sacar el mejor juego o de disfrutar de las escenas que acompañan este tipo de festejos.

A Moraleja del Vino asistieron ayer aficionados de Valladolid, de Salamanca y de todas las comarcas de la provincia de Zamora ligadas al mundo de los toros.

Una vez cumplido el encierro de campo el personal se entregó con la misma efusión al almuerzo en sus propias casas o, mayormente, en las bodegas. Es otro de los momentos destacados por cuanto que amigos y conocidos tienen oportunidad de disfrutar de los festejos de Moraleja del Vino en torno a la buena mesa.

Las fiestas siguen hoy su curso con un pasacalles, a las diez horas de la mañana, que dará paso a los oficios religiosos de la Santa Misa, a las 12.00 horas. Los juegos infantiles y el baile vermú y, a partir de las 20.30 horas la canción española animarán el resto de la jornada.

La orquesta Tango pondrá las notas de la verbena.