Hablaron de recursos, de competencias, de servicios, escuelas, consultorios, secretarios, pavimentación... Por la experiencia de otras reuniones, el delegado de la Junta sabía que en este tipo de encuentros puede salir de todo, incluso lo que no está en el orden del día. Y ocurrió. Porque al final los alcaldes encuentran en estas reuniones una oportunidad para el desahogo ante el máximo representante de la Administración, con la que tienen que lidiar para muchos de los asuntos del día a día. Y fue así como Manuel Ramos, de Fariza, abrió el melón de la ley de residuos de demolición que trae a los ayuntamientos por la calle de la amargura. «Nos está asfixiando -espetó el regidor-; no podemos cargar con esa responsabilidad sin comerlo ni beberlo. Tengo siete pueblos, una denuncia de 600 euros cada mes. Si multiplicas: 4.200 euros. Es insoportable» se quejó. Y en ese momento saltaron los demás. Nadie se libra de esta carga. Los vertidos incontrolados traen de cabeza a los alcaldes, que se ven incapaces de controlar el depósito de los residuos, especialmente los de construcción. El problema llega cuando el Seprona o la propia Junta detecta el vertido y, ante la falta de autor conocido, el responsable es el Ayuntamiento, al que le llueven las sanciones.

«Comprendo que es injusto porque no tenéis capacidad para vigilar los caminos, pero hay una norma de rango superior que estamos obligados a cumplir» intentó explicar el delegado, acostumbrado a recibir estas quejas. «Esta semana me he reunido con ocho alcaldes, porque recibo a todo el mundo que me lo pide, y todos me han planteado este tema» confesó Alberto Castro en un intento de armonizar la comprensión hacia los alcaldes con la obligación de hacer cumplir la ley. «Reconozco que hay cierto grado de indefensión con esta cuestión, que es dificilísimo cambiar las conductas pero no tengo una varita mágica para todos los problemas».

«Es que te va un vecino por la noche te tira un residuo en un camino y qué haces», apuntaba el alcalde de Torregamones. «Los residuos de relleno valen para los caminos» terciaba el de Fariza. «El Seprona podría informar primero y no ir directamente a la sanción», pedía otra representante local. «Es que se ratifican en las denuncias sin ni siquiera ir a ver si se ha retirado el residuo» se quejaba otra. Es de tal preocupación que el asunto de los residuos fue el que mayor debate generó entre los alcalde. «Es un problema gordo y hay que intentar buscar soluciones» concluyó Castro.