La Junta de Castilla y León, la Diputación de Zamora y el Estado deberán priorizar las ayudas institucionales de urgencia para el mantenimiento del servicio de abastecimiento de agua a los pueblos y a las personas a aquellos ayuntamientos que tengan instalados los correspondientes contadores y unas ordenanzas fiscales reguladoras que se apliquen a rajatabla.

Esto es lo que creen y apoyan la mayoría de los habitantes de la comarca natural de Aliste, Tábara y Alba que así se lo han transmitido a sus alcaldes y estos a su vez al Delegado de la Junta de Castilla y León en Zamora Alberto Castro, preveyendo hacerlo también al presidente de la Diputación Fernando Martínez Maíllo y a la Subdelegada del Gobierno Clara San Damián.

Los alcaldes y concejales, se muestran convencidos que se avecinan tiempos «muy duros» y creen conveniente la puesta en marcha de un nuevo convenio contra la sequía que permita afrontar obras de máxima urgencia en aquellos pueblos que se queden sin agua, pero a la vez se muestran claros defensores de que se haga con estudios serios y rigurosos evitando la picaresca de aquellos pueblos, ediles y vecinos que se aprovechan de la situación malgastando el agua y perjudicando a quienes si tienen problemas en sus acuíferos.

Es un secreto a voces que, si bien es verdad que la práctica totalidad de los municipios cuentan con ordenanzas reguladoras del abastecimiento de agua, en bastantes casos nunca se aplican pero si se utilizan para solicitar las ayudas institucionales. Los alcaldes, vecinos y concejales de donde si se aplican las ordenanzas exigen ahora a la Diputación y a la Junta que para que un pueblo tenga acceso a las ayudas tenga obligatoriamente instalados contadores y en exterior de las viviendas para evitar fraudes y que se cobre por el agua, aunque sea algo testimonial que obligue a los usuarios a tomar conciencia.

Así se denuncia que hay pueblos donde es materialmente que el agua pueda alcanzar en verano para cubrir el abastecimiento domiciliario cuando los vecinos con el consentimiento de los ayuntamientos, al no hacer nada para evitarlo, riegan las huertas de patatas, pimientos, fréjoles, tomates y lechugas.

Hay pueblos donde los propios vecinos reconocen que «al precio que está la gasolina y la luz eléctrica sale mejor regar con el agua de la red que pone el motor en el río o la bomba del pozo de sondeo». El problema se acrecenta por el bajo caudal que a estas alturas llevan ríos como el Cebal que se teme deje de correr antes de abril. El Manzanas, Aliste, Frío y Mena también están ya bajo mínimos y se da por hecho que en junio se habrán secado.

En el caso de las fuentes, pozos de sondeo y abrevaderos, son ya muchos los que han dejado de dar agua, con lo cual se prevé que los problemas de escasez de agua afecten a los pueblos, Santa Ana y Bercianos han sido los primeros, y a la ganadería.