Los cofrades de la Cruz de Bercianos dejaron de disciplinarse hacia 1770. Esa es la conclusión de Alonso Ponga tras analizar los libros de la hermandad. Los cofrades de sangre (los de disciplina) debían vestir hábito blanco obligatoriamente, no así los de luz. «A los sesenta años los cofrades de sangre pasaban a serlo de luz, lo que explicaría por qué en Bercianos se les permite a las personas de esta edad vestir de nuevo la capa parda en la procesión». La mortaja, en su origen de lino blanco, es el hábito de penitente de las cofradías de disciplinantes de la Cruz, con el cual se enterraban los hermanos, «sobre todo cuando no podían pagarse una mortaja de hábito franciscano, que era de más lujo. En su origen esta túnica tenía una abertura en la espalda, una especie de trampilla que se bajaba para dejar al descubierto las costillas sobre las que caían los golpes de la disciplina». El blanco también es color de luto: «blanco es el sudario que envuelve los hombros del Cristo, con el que se le baja a la urna. Blanca era la sábana con la que se enterraba a los hermanos pobres que no tenían ni túnica».