La muerte a tiros de tres perros domésticos, dos de ellos de caza, en los ámbitos de la sierra de la Culebra, en las cercanías del pueblo de Sagallos, ha generado un sobresaliente malestar no sólo en los dueños de los animales, sino entre los vecinos y representantes de Unión de Campesinos-Coag, que califican la matanza como de «auténtico escándalo».

El suceso ocurrió el pasado día 28 de febrero cuando los animales se largaron de los feudos de sus respectivas casas y salieron al campo. Un celador, haciendo uso estricto y riguroso de la Ley, que permite abatir perros asilvestrados o que deambulen descontroladamente por el espacio protegido, ni corto ni perezoso echó mano del fusil y acribilló a los animales, a uno de ellos, según explica su dueño, «en la propia carretera», en cuyo lugar aparece un visible manchón de sangre.

Jesús Ferrero, titular de uno de los perros, cuenta que los perros marcharon «hacia las 18,15 horas hacia el monte, donde hay conejos, y al poco tiempo, en unos veinte minutos se oyeron tiros. Un chico vio manchas de sangre en la carretera y entonces sospechamos. Salimos a buscarlos y encontramos a dos, con un tiro de bala, en el paraje conocido como La Baralla». Señala que, parece ser, uno de los perros, concretamente el suyo, llamado «Friky», fue matado sobre el asfalto de la carretera «y arrastrado unos cincuenta metros», hasta quedar entre la maleza del monte. El segundo perro cuyo cadáver también apareció, respondía al nombre de «Simón». El tercer animal abatido era una perra, llamada «Pinta», cuyo cuerpo no apareció porque fue trasladado a otro lugar.

Jesús Ferrero Matellanes y Elías Romero, a la vista de la actuación, decidieron acercarse hasta la jefatura del Servicio de Medio Ambiente de Zamora para recibir explicaciones del caso, y fue entonces cuando se les justificó la expeditiva muerte de los animales «porque llevaban horas corriendo tras de los ciervos», y se hizo mención a la normativa que permite abatir a los perros que marchen libremente por la sierra de La Culebra.

Jesús Ferrero critica que se abatan perros de los vecinos con tanto desenfreno, y considera que lo de los ciervos «es un cuento chino porque éstos se ríen de este tipo de perros».

Ferrero asegura que la administración lo que pretende «es hacer de La Culebra un paraje para ricos». Señala, además, que la guardería medioambiental «podría portarse de otro modo y, antes de matar, preguntar de quién son los perros y tener mayor cuidado con animales que cuida la gente y que los tiene porque cumplen una función, pues son como uno más de la familia». En su criterio, «si tienen que denunciar, que denuncien, pero que no los maten así».

Pone de manifiesto este vecino de Sagallos que se están matando los perros «sin más ni más, y que algunos perros que desaparecen, y dicen que los matan los lobos, quien los mata es el lobo-celador que ha matado éstos». Reitera que «Friky» era un perro «muy familiar y lo teníamos con mucho cariño y como uno más de la casa». Insiste en considerar que se está haciendo de La Culebra «un espacio para millonarios» y reprocha que se trate a la gente de la zona con desmesuras como la denunciada públicamente.

Fuentes de la guardería medioambiental señalan, al respecto, que son casos donde deben tenerse en cuenta «si se trata de perros que andan sin control alguno porque los dueños son unos abandonados, o son animales viciados a la caza y que marchan al monte con frecuencia para andar tras las ciervas». Apuntan que se lleva un control de los perros asilvetrados, aunque reconoce no tener conocimiento de casos como éste.

El representantes de la Unión de Campesinos-Coag, José Manuel Soto, pone de manifiesto que con estas actuaciones «escandalosas la Junta de Castilla y León se mete en un tinglado tremendo porque por la misma teoría los vecinos tendríamos licencia para abatir ciervos y lobos que entran en nuestras propiedades». Expresa, además, que Coag «exigirá responsabilidades para que nunca jamás vuelvan o ocurrir sucesos como esta matanza».

Los dueños, que tenían a los perros acogidos a todas las licencias y seguros, también expusieron la muerte de los animales al seguro, pero las compañías, dicen, no litigan «contra los organismos estatales».

Los cadáveres de los canes «Friky» y «Simón» permanecen aún tirados como perros, y expuestos a la intemperie y a la descomposición y al carroñeo, sobre unas fincas particulares.