Los investigadores Francisco Vega Ballesteros y Silvia Aguirre Sierra han sacado a la luz pública su trabajo de investigación sobre la técnica del esgrafiado en las construcciones de la comarca. Con el título de «El esgrafiado en la comarca de Carballeda», cofinanciado por la Diputación provincial y el Ayuntamiento de Manzanal, los autores repasan esta técnica de decoración mural externa que se conserva, no sin problemas, en edificaciones de la comarca de la Carballeda desde el siglo XIX. La breve publicación, de 78 páginas, recoge buena parte de la herencia constructiva donde se ha conservado, aunque también hay fachadas que una vez catalogadas han desaparecido. Los autores se han enfrentado con una total ausencia de documentación precisa sobre autores de estas obras, fechas de su elaboración y técnicas empleadas. Los investigadores califican el conjunto como un «fenómeno de gran importancia artística y etnografica» que alcanza, en algunas ciudades como Segovia, la declaración de Bien de Interés Cultural.

El estudio se centra en analizar la tipología de un conjunto de esgrafiados que se aplicó a las viviendas de una amplia franja del occidente peninsular, elaborados por albañiles esgrafiadores, e incluso por los propios habitantes de los pueblos. Esa franja, además de la zona de estudio en Carballeda, comprende las comarcas zamoranas de Sanabria, Aliste, Valles de Benavente y zonas leonesas como Cabrera o la Valdería, además de las provincias de Orense y Lugo, e incluso de Extremadura.

El término proviene del latín "sgraffiare" y designa una técnica de albañilería heredada por los romanos de los etruscos. El proceso de realización consistía en rascar con un gráfico en una capa superior dejando al descubierto la capa inferior. Así, el esgrafiado es un revestimiento mural decorativo del tipo de «revocos» realizado con argamasa o mortero. Desde el punto de vista artístico el esgrafiado produce el efecto artístico por la superposición de dos o más capas. Esta técnica poseía una doble utilidad, además del propiamente decorativo como protección del muro o pared.

En la península se asentaron dos tendencias de esgrafiado culto, la italianizante y la árabe, que se utilizaron en las fachadas de las casas pudientes. La versión popular es una imitación de la decoración de las casas ricas, que sorprende por los motivos que representa realizados de modo original y con gran ingenuidad, recogen los investigadores. La técnica vivió momentos álgidos en la segunda mitad del siglo XIX y el Modernismo de finales del XIX y principios del XX. En los últimos 50 años ha vivido un retroceso por la aparición de nuevos materiales, y la falta de profesionales. El esgrafiado estuvo de moda en la zona como modo de decoración en las viviendas de los pueblos de cierta riqueza, asociada a la tierra, el ganado, las colmenas y al comercio y las manufacturas. Esta forma de decorar las fachadas también se aplicó en los edificios de culto, como la desaparecida iglesia de Manzanal de Abajo reproducida en la obra. En la comarca de Carballeda , la decoración de fachadas se generaliza a mediados del siglo XIX en las viviendas de familias pudientes de Cernadilla, Asturianos, Codesal, Sagallos o Manzanal, que agruparía a una técnica culta realizada por expertos. Una segunda tendencia popular se generaliza prácticamente en todos los pueblos, más sencillos y de gran originalidad en casas más humildes y realizados por ellos mismos.

Cualquier edificio era susceptible de esgrafiarse pero era más frecuente en viviendas, escuelas, iglesias y ayuntamientos. En otras edificaciones como hornos, herrerías, molinos o palomares no se encuentran vestigios de esta decoración pero sí de encalados. En ocasiones la decoración ocultaba defectos constructivos y en otras reflejaban aficiones u oficios de sus moradores.

Los diseños se aplicaban de forma selectiva sobre el muro: líneas de imposta, puertas, ventanas y aleros. Silvia Aguirre y Francisco Vega muestran una amplia selección de los motivos decorativos consistentes en cenefas y en motivos singulares, aviformes, representaciones zoomórficas, y en menor medida formas humanoides.

En la parte final de la obra, los autores, destacan los conjuntos arquitectonónicos del esgrafiado en Cernadilla, Asturianos, Sagallos y Cional. La conclusión de los expertos después de realizar este exhaustivo trabajo es que «el esgrafiado pasa por un momento muy crítico» por el estado de ruina de muchas de las fachadas, las nuevas modas de restauración y el desconocimiento de los propietarios del valor artísticos y etnográfico de esta técnica. Este conjunto de adversidades supone que se encuentre en peligro de desaparición.

Las principales amenazas en su conservación provienen de la instalación de tendidos eléctricos y canalones que ocultan y deterioran las fachadas. Asturianos y Cernadilla son ejemplos de conservación por parte de sus propietarios que periódicamente pintan a la cal los motivos ornamentales. Tampoco se encuentran profesionales que manejen tanto los materiales como los recursos artísticos.