Cuando hace casi un año ahora la Policía Nacional colocaba las esposas a Lauro Sánchez Serrano, sabía que tenía ante sí una pieza de caza mayor. Conocido empresario de la noche madrileña, fue uno de los detenidos en la llamada «Operación Colapso», que culminó con la detención de 25 personas, miembros de una red dedicada al tráfico de estupefacientes y blanqueo de dinero.

Entre ellos figuraba Lauro Sánchez, vinculado muy directamente a la comarca de Sanabria. Su padre es de El Puente y su madre colombiana. Se sabía, Muchas personas lo sabían. Que el joven Lauro Sánchez, de 38 años, no andaba en nada bueno. El colombiano-sanabrés (padre de Sanabria y madre colombiana), había hecho una fortuna incalculable. Hace poco salió a flote lo que se sabía, aunque nadie imaginaba que la cosa fuera para tanto. Y lo era. ¡Vaya si lo era!

Quien esto escrito, como tantos vecinos de El Puente y el entorno, conoce a muchos miembros de su familia. Con algunos incluso existen lazos de amistad. Pero lo cierto es que el tinglado que montó era tan terrorífico que se las va a ver canutas para salir de la cárcel.

La última vez que Lauro, jefe de una enrevesada red de blanqueo de dinero y venta de cocaína, visitó Sanabria, fue con motivo de la muerte de un tío de El Puente. Aprovechó para visitar a su anciano padre en la misma localidad.

Desde la prisión de Navalcarnero, en la que permanece con su esposa, es presumible que siga dirigiendo sus negocios. Lauro es propietario de los más conocidos locales de copas de Madrid, restaurantes, gimnasios? Incluso los largos tentáculos del sanabrés llegaban a casi toda España, incluida una Marbella en la que era un gran capo.

Conocí a Lauro circunstancialmente. Mi trabajo quedaba cercano a la cafetería «Alhama» que su padre regentaba en la calle Desengaño de Madrid. Como sanabrés, acudía casi a diario a ella. Ya entonces se rumoreaba que en la trastienda de aquella cafetería se molía algo más que café. Con el valor y la imprudencia que da la juventud, este periodista preguntó al padre de Lauro si tenía algo que ver con ese submundo. Contestó, literalmente: «No vendo cocaína, si es eso a lo que te refieres. Aunque sé que acabaré en la cárcel, pero también sé que haré el mejor chalé de Sanabria». Ambos cosas se hicieron realidad.

El poderío de Laurentino -nombre que lleva en honor de un hermano de su padre- llegó a tanto, que estuvo a punto de traer cuatro barcos de droga de Colombia donde nació y se crió con su madre y sus hermanos.

Su entramado se descubrió a raíz de la detención de Ana Cameno, traficante que había construido en Villanueva de Perales -Madrid- el mayor laboratorio de droga de Europa. La policía encontró a Ana con Lauro. El «sanabrés» andaba en conversaciones con ella para la distribución en sus locales de la droga que producía su laboratorio.

En un primer golpe los agentes intervinieron más de 300 kilos de cocaína lista para su distribución; 33 toneladas de productos químicos utilizados como precursores; 2.000.000 de euros en efectivo; armas; 18 vehículos de lujo; 470 teléfonos móviles, y bienes y activos financieros por valor de 50 millones de euros. La organización desmantelada en Villanueva de Perales, Valdemorillo y Madrid capital estaba dedicada a la introducción, procesamiento y tráfico ilícito de clorhidrato de cocaína, así como al blanqueo del dinero obtenido con su ilícita actividad. El grupo criminal investigado se caracterizaba por su gran capacidad de distribución, el volumen económico y el alto nivel de sofisticación, especialmente en las medidas de seguridad adoptadas.

Ahora algunos personajes famosos de la tele podrían estar temblando con las declaraciones que Lauro podría hacer. Probablemente su temor es infundado. La ley de los narcos es clara: ni una palabra a la policía.

Lauro quiso comprar parte del aeropuerto de Ciudad Real para importar droga. El objetivo era traer cocaína en España después de que se frustrase un acuerdo con narcos gallegos para introducir grandes alijos marítimos por Galicia. El objetivo era comprar o alquilar en exclusiva el aeródromo manchego para introducir la droga desde Sudamérica y los almacenes africanos. Finalmente la operación no se llevó a cabo.

Durante la investigación se tuvo constancia de que Lauro Serrano y otros miembros de la banda contactaron con empresarios y entre todos planearon «alquilar, e incluso comprar, en exclusiva, la terminal de carga del aeropuerto de Ciudad Real» para introducir hasta 10 toneladas mensuales de cocaína. Pero el plan no fructificó, como había ocurrido meses antes con las negociaciones con narcos gallegos para el transporte marítimo de grandes alijos.

A Lauro Sánchez se le calcula una fortuna superior a los cincuenta millones de euros, todos provenientes del blanqueo y venta de cocaína.

Siendo crítica la situación que atraviesa el joven de ascendencia sanabresa, lo podría ser aún más, puesto que se investigan posibles relaciones con alguna muerte por asesinato.

Es terrible que los sanabreses, que llevamos en la sangre el gen del negocio, se nos haya mutado de una forma tan horrible que a la hora de hacer dinero no hayamos reparado en la forma. Lo peor, en este asunto, es que los detenidos de ayer con las manos en la harina, son los ricos de hoy, paseantes de potentes automóviles. Y así no hay manera.