Mariano Rodríguez Alonso

«El futuro de la Reserva está ligado a cómo evolucione la agricultura»

«El espacio ha pasado de ser desconocido incluso en la provincia a ser reconocido a nivel mundial»

Mariano Rodríguez, el pasado miércoles en las Lagunas de Villafáfila.

Mariano Rodríguez, el pasado miércoles en las Lagunas de Villafáfila. / Foto Emilio Fraile

Irene Gómez

Por su singularidad la Reserva de las Lagunas de Villafáfila puede ser la marca zamorana con más proyección mundial. El Espacio, uno de los pocos complejos salinos interiores de Europa, experimenta en los meses de invierno su máximo esplendor por la llegada de aves invernantes. Mariano Rodríguez resalta las singularidades de este enclave natural zamorano.

-¿Por qué la Reserva de Villafáfila es un sitio excepcional?

-La Reserva es tan singular, por un lado porque estamos ante las últimas lagunas de cierto tamaño que quedan naturales en Castilla y León, lo cual ha hecho que tradicionalmente concentren la mayor parte de anátidas y sea de las últimas zonas del noroeste que quedan naturales en cuanto a lagunas. Y por otro lado, porque hay una gran zona estepárica que es conservada por los agricultores de una forma tradicional que permite una pervivencia de una fauna tan emblemática como avutardas. Pero al lado de ellas podemos hablar de 80.000 alondras, de cerca de 20.000 calandrias... Es decir, unas poblaciones realmente espectaculares de muchas especies.

-Armonizar los usos tradiciones con la preservación del Espacio que no siempre ha sido fácil. ¿Podemos afirmar que se ha conseguido esa compatibilidad?

-Los conflictos han venido más que nada generados de una forma artificial. La realidad es que los agricultores, antes siquiera de que se pensara en el medio ambiente o se comentaran temas como el Espacio Natural, ya estaban haciendo una agricultura compatible con la fauna que tenían y han convivido durante siglos y siglos. Realmente los problemas se han generado de una forma más artificial que real, porque los abuelos de los que ahora están, estaban también con las avutardas. Y estaban bien.

-El humedal ha sido tradicionalmente un paraíso para los ornitólogos, que llegan de todo el mundo. ¿Se mantiene ese atractivo?

-Sí, y se incrementa año a año. El otro día vinieron quince italianos, aparecen búlgaros, rumanos, alemanes... Te sorprendes. Dentro de poco vendrán unos turcos a ver la gestión y luego ves cada vez mayor número de turistas.

-¿El principal atractivo es la avutarda o todo en general?

-Depende. Los especialistas vienen interesándose por la gestión de la Reserva y la avutarda desde luego llama mucho la atención. Y hay mucha gente que viene simplemente porque ha visto en internet o les han dicho que hay gran cantidad, tanto de aves acuáticas como estepáricas.

-¿Qué evolución ha experimentado la Reserva en los últimos años, siempre cuidada con especial mimo por la Administración?

-Podríamos hablar de que la evolución afecta a varios factores. Por un lado está la fauna. La realidad es que las poblaciones en general fluctúan, tienen variaciones naturales. Pero a nivel general podemos decir que tienen un estado saludable. Como no se caza pues lógicamente ha aumentado el número de aves, hay una mayor protección y eso hace que la fauna haya aumentado a nivel general.

-¿Y en el caso de las especies?

-Ha habido algunas que por diversas circunstancias, cambio climático o lo que sea, han desaparecido y otras que han aparecido. Es un cambio en la dinámica normal. Y por otro lado, un factor que suele tenerse menos en cuenta es la repercusión del conocimiento que tiene este Espacio. Ha evolucionado de ser prácticamente desconocido, incluso a nivel provincial, a pasar a ser reconocido a nivel mundial. Y el que una zona sea conocida a nivel mundial hace que la gente que vive en ella la valore.

-¿Realmente ha mejorado esa valoración de la Reserva entre sus habitantes?

-Desde luego, la valoración de este humedal a nivel de población local ha mejorado muchísimo. Y no digamos entre la gente que no sabía ni que existía, la valoración se ha incrementado de una forma tremendamente espectacular. Podemos decir que se ha puesto en valor una cosa que se consideraba que antes no tenía.

-No ha pasado lo mismo con investigadores y conservadores de la Reserva que tienen en ella un verdadero filón de novedades.

-Desde luego. No faltan sorpresas, a veces agradables como es la llegada de águilas, la perdicera o la imperial como este año, y a veces desagradables como la desaparición del ánsar campestre. Pero estamos en un sistema que está en evolución, los animales están en evolución y eso hace que se produzcan cambios. Lo preocupante es cuando esos cambios son acelerados por causa del hombre. Mientras los cambios sean naturales pues no estamos pasando nada que no haya pasado en estos siglos.

-¿Afecta el cambio climático al ecosistema de la Reserva?

-Aquí cada vez hay especies más mediterráneas, son más frecuentes. Ha empezado a criar el tarro blanco o pagazas ; especies que antes eran más de la costa se han vuelto habituales. Y en cambio otras más nórdicas como el ánsar campestre están desapareciendo. Decir que es el cambio climático es complicado. Lo único que podemos constatar es que especies que antes eran abundantes en el mediterráneo, ahora también lo son aquí, cuando aquí no lo han sido tradicionalmente. Y otras especies han desaparecido.

-Hablan este año de una explosión de conejo, ¿qué factores pueden haber influido?

-El conejo ha tenido unas poblaciones en España siempre espectaculares, de ahí que llegara a ser el principal problema y aparte una fuente de alimento importante de la población. Y con la llegada de una serie de enfermedades esa especie sufrió prácticamente la desaparición. Actualmente el conejo se está recuperando en determinadas zonas. En esta Reserva se ha producido una explosión tremenda y ahora mismo es la especie que más daños agrícolas genera dentro del Espacio natural.

-Antes los más temidos eran los patos...

-Ahora mismo en primer lugar es el conejo, en segundo el lobo, a pesar de que la especie aparentemente no tiene sitio donde esconderse, y en tercer lugar los patos.

-¿Tiene solución, cómo puede evolucionar la explosión de conejo?

-Lo del lobo es puntual. La cuestión es que este año hubo un ejemplar enfermo, viejo, que dio bastantes problemas, atacando de día, que ya se han solucionado. Hubo que eliminar ese animal con un comportamiento extraño, muy viejo y enfermo. Una vez eliminado lo normal es que el lobo, aunque siga estando presente porque siempre lo ha estado, no genere los daños que ha producido estos últimos años. En el caso del conejo se está dando muchas facilidades a los cazadores para, en colaboración con la Junta, ir controlándolos; pero de momento va ganando el conejo. A pesar de todas las facilidades año tras año hay más conejos, más daños y está de momento complicado.

-¿Qué medidas van a tomar?

-Se seguirá luchando porque no es una especie que consideremos prioritaria su conservación. No es que queramos extinguirlo, pero sí bajarlo a unos niveles que no produzca unos daños tan serios sobre determinados agricultores.

-La limitación de la caza sigue siendo muy estricta en una zona especialmente sensible.

-No es que sea estricta, es una caza ordenada, está regulada y lo que se hace es aprovecharla de una forma racional. En el caso de poblaciones que necesitan una limitación, como las perdices o las liebres, hay unos cupos. Y en el caso del conejo, que ahora mismo hay una explosión demográfica, pues esos cupos no existen porque sigue creciendo y no es necesario. Es un aprovechamiento ordenado en el que colaboramos cazadores, Administración y agricultores.

--¿Cómo se imagina la Reserva en 20 años?

-Ligada a cómo evolucione la agricultura de aquí a 20 años. La agricultura es fundamental, es el factor principal no de las lagunas pero sí de todos los animales que tienen que comer en ellas. Muchos de los animales que están en las lagunas salen a comer fuera y va totalmente ligado a los agricultores.

-Aunque no es buen momento de proyectos, ¿tienen alguno previsto para mejorar esta zona?

-Ha habido una serie de proyectos que se han presentado para financiación de la Unión Europea y que si salen permitirían acometer pequeñas deficiencias de uso público y de mejora paisajística que mejorarían la Reserva. Esperemos que el año que viene contemos ya con alguno aprobado y sería para cuatro años.

Mariano Rodríguez

Es ingeniero de Montes. Se incorporó en 1987 al Servicio Territorial de Medio Ambiente en Zamora, un año después de que se creara la Reserva Nacional de Caza de las Lagunas de Villafáfila que desde el año 2006 es Reserva Natural. Buena parte de su trayectoria profesional está así ligada al humedal terracampino. Mariano Rodríguez lleva quince años como Director-Conservador de este Espacio Natural incluido en el Convenio Ramsar, una de las figuras de protección con las que cuenta dada su relevancia medioambiental. Autor de diversos libros, estudios y colaboraciones, el técnico es un gran conocedor de la avifauna que campa por las Lagunas de Villafáfila, donde se cuentan hasta 200 especies.

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