Leovigildo Santamaría González es actualmente, además de una grandísima y bella persona, uno de los folcloristas y luthiers más prestigiosos de España. Él es el principal artífice y fundador del Festival de Música Tradicional «Sierra de la Culebra» que hoy se celebra en su pueblo: Ferreras de Abajo.

- ¿Cuál es la historia del Festival Sierra de la Culebra?

-Siempre ocurre que este tipo de eventos está directamente ligado al esfuerzo e ilusión de un numero lamentablemente reducido de personas, en este caso comenzamos el primer año de forma improvisada, Goyo (Alcalde) y yo (Presidente de las Cancillas) pero inmediatamente tomo cuerpo y en las siguientes ediciones se han sumado otras voluntades como la de Simón García Taboada, quien tenazmente logra apoyo de entidades que colaboran logística y económicamente. Como coordinador agradezco a todos su esfuerzo, sin olvidar a los que lo hacen de forma anónima, y me refiero para empezar a los componentes de la asociación «Las Cancillas», ellos y ellas son pieza fundamental en este engranaje, que ha funcionado bien y tengo la certeza de que funcionara aún mejor en el futuro.

-Háblenos de la gaita de fole, la dulzaina y su vinculación con Aliste, Tábara y Alba.

-El ser humano siempre ha utilizado la música como acompañamiento habitual de sus actos trascendentes, hasta el punto de que en muchas culturas forma parte incluso de los ritos relacionados con la muerte. En nuestro caso y dependiendo de la zona geográfica la gaita, la flauta y la dulzaina han formado parte del panorama festivo y religioso; son estos instrumentos aparentemente sencillos los que han utilizado nuestros músicos de forma autodidacta en la mayor parte de las ocasiones. Aparentemente sencillos porque la realidad es bien distinta, requiriendo su ejecución buenas dosis de maestría, en personas que para mas mérito carecen en general de conocimientos musicales. En nuestros días esto está cambiando y entre los jóvenes intérpretes es frecuente encontrar titulados en conservatorios oficiales; esta ventaja favorece sin duda a la música tradicional, pero también a veces quita ese punto de espontaneidad tan necesaria en estas músicas.

-Usted es prestigioso luthier. ¿Cuáles son las máximas de una buena gaita alistana?

-Cualquier buen observador se dará cuenta, las diferentes culturas han utilizado siempre los materiales que tenían mas a mano para cubrir sus necesidades, tanto alimenticias como de vestido y herramientas. Los instrumentos musicales no podían ser menos. Aquí en la Sierra de la Culebra se han servido del el fresno, el espino y sobre todo la urce; esta última además de ser una madera que tenían en la puerta de su casa, ha resultado ser una de las más adecuadas. Hoy tenemos la suerte de haber heredado una gaita con características únicas, que es conocida en los círculos folclóricos de todo el mundo.

-Con el «Ti Francisco» se fue uno de los grandes folcloristas de España y Portugal.

-Este año cuando la primavera se asomaba tímidamente, tímidamente también se fue el «Ti Francisco», los pájaros cantaban como un coro acompañando el silencio de la ceremonia, en el pequeño cementerio de Val de Santa María, mientras yo repasaba mentalmente los momentos vividos en su amistad. A él le gustaba asistir a este festival, fue un buen gaitero, un buen profesional y una buena persona, nunca me oculto que había cosas que atribuían a él, pero que en realidad las aprendió de otros gaiteros en palabras suyas «mejores que él», entre ellos de Baldomero del Río de Ferreras de Abajo, estos detalles lo sitúan también entre los elegidos.

Ferreras de Abajo, 11 de junio de 1952

Leovigildo Santamaría González, nacido el 11 de junio de 1952 en Ferreras de Abajo, es un prestigioso luthier y folclorista. Estudio bachiller en Zamora y luego, funcionario del Estado de Profesión, trabajo en Tenerife y Guadalajara hasta regresar de nuevo la capita. Preside la asociación «Las Cancillas» nacida como palanca impulsora de la música tradicional, que comenzó organizando cursos de aprendizaje de gaita y tamboril, por ser estos los instrumentos habituales en la zona, y siempre ha funcionado de forma totalmente autónoma. A pesar de las dificultades económicas ha conseguido mantener algunos cursos de aprendizaje, aunque solo comprenda los primeros estadios del mismo.