«Venía a grabar cosas sobre vino y me he encontrado mucho más. He tenido el privilegio de escuchar historias increíbles». Zev Robinson contactó con esta tierra a través de Rocío Carrascal, secretaria de la Denominación de Origen Arribes del Duero, con la que coincidió en el congreso Vinus Durii. Atraído por la cultura del vino desde que un día, casi por casualidad, se puso a filmar viñedos valencianos (la tierra de su mujer), el documentalista canadiense no pudo negarse a la invitación de fijar su objetivo en el ámbito de la DO zamorano-salmantina y desde luego que no se arrepiente.

A lo largo de los dos últimos años Zev Robinson, acompañado de su esposa, la fotógrafa Albertina Torres, ha recopilado horas y horas de grabaciones con enólogos, bodegueros, viticultores. Hasta ahí como en el resto de denominaciones. Pero hay algo diferenciador en Arribes del Duero, como es el modo de vida de sus gentes, las tradiciones, las costumbres, usos agrícolas y ganaderos perdidos en otras zonas rurales. Todo ello llamó la atención del documentalista canadiense, un hombre de mundo nacido en Israel, criado en Canadá, que ha vivido en Nueva York, viajado por Europa y desde hace seis años está asentado en España.

Pero ninguna vivencia como la experimentada en la comarca de Sayago, donde llamó su atención «el modo de vida sostenible y sus gentes. Hay un espíritu de Arribes del Duero; yo nunca había visto nada parecido», confiesa. Zev Robinson ha recorrido numerosos pueblos de la comarca recogiendo testimonios de gente cotidiana.

Ha hablado con un contrabandista, con una mujer que a los 12 años ya pastoreaba con el ganado, con artesanos tradicionales; ha visitado el antiquísimo telar de Felicísimo Pascual, en Moralina de Sayago, y ha conocido su vida, «tejiendo desde los siete años». O la de octogenarios agricultores que toda la vida han elaborado el vino en casa y todavía tiran del burro para recolectar la uva de los arribanzos. O la de los nuevos emprendedores, como Nazario Marino, que se gana la vida con el ganado y la apicultura.

El en objetivo de su cámara no podían faltar las chiviteras, cortinas y tantos elementos de la arquitectura tradicional que sobrevive en torno al arribanzo. «No se puede separar la forma de vivir del paisaje y aquí se aprecia perfectamente. Es un lugar único».

Zev Robinson ha filmado las experiencias de nuevos pobladores; familias que han cambiado su modo de vida en la gran ciudad por la inquietante tranquilidad de este Parque Natural situado en la frontera con Portugal. También su cámara recoge el trabajo artesanal de apicultores, ceramistas, elaboradores de mermeladas, queseros. «Me atraía especialmente conocer esta forma de trabajo ya desaparecida en muchos sitios», confiesa el documentalista.

«No me he encontrado esta singularidad en ningún lugar. No se si es porque está la frontera al lado, pero desde luego es ejemplar esta sencilla forma de vida», insiste Zev Robinson con el 90% del material ya entre sus manos, basado en testimonios y entrevistas. Le queda un sexto viaje antes de editar el documental para repetir ciertas tomas con las que no ha quedado conforme.

Y desde luego no han escapado de la cámara historias del vino, como tantas otras que ha grabado Zev Robinson y se han ganado el reconocimiento. Las variedades autóctonas, con la «Juan García» como buque insignia de los Arribes, y todo el proceso de recuperación de los viñedos aparecen reflejados en las grabaciones del director. Robinson ha tenido así la oportunidad de entrevistar a enólogos y viticultores, desde los más modestos a grandes bodegas, y por supuesto de catar los vino de la Denominación de Origen. Y hasta pudo participar en la calificación de la añada 2008.

Ése era su objetivo casi único, Lo demás fue surgiendo. Sensibilizado con los espectaculares paisajes y con la naturaleza de la comarca de Sayago, Zev Robinson suma las experiencias de este rincón zamorano y enriquece su extraordinario archivo sobre la cultura del vino.

«Tengo muchas ganas de poder difundir el documental en círculos medioambientales y relacionados con el turismo sostenible; creo que va a llamar mucho la atención», augura. El director y artista -no ha abandonado su faceta pictórica y está preparando una nueva exposición en La Rioja- se muestra ilusionado con el trabajo documental sobre Los Arribes que pretende traspasar fronteras. «Podemos abrir esta ventana al mundo y a tanta gente interesada en el turismo sano, sostenible. Este sitio tiene mucho que ofrecer».