Carlos Santos es un hombre que ha sabido adaptarse a estos tiempos de frenético bullir, donde todo pasa y nada queda, él encarna el prototipo de renacentista, de hombre cultivado, amante de la cultura con mayúsculas. Perdiodista y escritor, no rechaza nada que pueda aprenderse, que pueda saborearse. Su secreto, que es capaz de disfrutar con todo, un mérito impagable. Zamorano de San Cebrián de Castro, mañana vuelve a su tierra, a sus recuerdos, a la luz horizontal de la meseta.

-No es fácil ser de conocimientos anchos en estos tiempos de estrecheces económicas, de cortedad de miras.

-Los conocimientos ahora son más necesarios que nunca.

-¿Qué le ha hecho volver a su tierra natal?

-El principal motivo es porque trabajo en la radio. Nací en San Cebrián pero me crié en Almería. En San Cebrián no tengo raíces porque mi padre era de Salamanca y mi madre gallega. Me fui del pueblo con 8 años, y he estado muy distante desde entonces. Pero gracias a la radio, se han ido reavivando mis lazos con la gente de Zamora y de San Cebrián, porque tengo amigos zamoranos.

-Hábleme de lo que recuerda de su infancia en San Cebrián.

-Recuerdo ser un niño pequeño que vivía a todas horas en la calle, y eso nunca se olvida, porque la experiencia de poder estar todo el día en la calle enseña mucho. Recuerdo ser muy feliz, corriendo y jugando. Además teníamos la ventaja de que no nos llegaban los problemas de la familia o de la época, y eso que eran tiempos muy difíciles.

-¿Vuelve como hijo pródigo o como hijo ilustrado?

-Vuelvo como amigo y como pariente. No espero más. Voy movido por lazos de afecto que en cierto modo son recientes, porque muchos oyentes que llaman a la radio me dicen que conocieron a mi madre, que coincidieron conmigo y mi familia en San Cebrián, y eso te acerca mucho al pueblo.

-¿Le cala hondo el fenómeno de la emigración y abandono de muchos pueblos castellanoleoneses?

-En el momento actual, hay que saber de dónde viene uno. La raíz de España es una raíz rural, todos tenemos raíces en los pueblos, es nuestro patrimonio básico natural. Por tanto, en esta época del fin del ladrillo, solo nos queda la tierra. El patrimonio natural ha sido abandonado y despreciado por personas que comen tres veces al día los productos que salen de esa tierra y que se lo deben todo a ella. Ahora que la crisis nos ha enseñado la fragilidad del sistema económico, solo nos haremos fuertes si volvemos a nuestras raíces.

-¿Cree que veranos culturales como este ayudarán a la mejora de la situación de abandono de los pueblos?

-Para afrontar ese futuro es muy importante pensar juntos, sobre los problemas comunes; por tanto es muy importante toda actividad de este tipo, porque el conocimiento es esencial para salir de situaciones difíciles y la cultura es ese conjunto de conocimiento.

-¿Cómo está el panorama periodístico cuando todo parece que se desmorona y cuelga del abismo?

-Yo creo que si la economía está en un momento crítico, el periodismo está un momento dramático. Hay un problema muy serio de supervivencia, por razones económicas, sociales, nuevas tecnologías y por la evidencia de que hay empresarios del sector que no saben qué hacer con sus empresas. La información sigue fluyendo por todas partes, por lo que el periodismo es necesario, los periodistas que sabemos distinguir la información somos necesarios para llevar a cabo buenas cribas.

-¿Los grandes periódicos necesitan para vivir «el espíritu Murdoch»?

-No, no lo necesitamos, necesitamos talento periodístico y empresarial. Este escándalo ayudará a poner las cosas en su sitio, incluido el periodismo. Hay un tipo de actividad paralela al periodismo que yo ya tenía sentenciada de antes.

-En RNE tiene usted una sección sobre viajes y la gastronomía de diferentes lugares. ¿Qué opina de la gastronomía zamorana? ¿Qué es lo que más le gusta? ¿Y lo que menos?

-Está en un momento estupendo, la sigo mucho porque es uno de estos casos claros en los que la tradición se está encontrando con el punto justo de modernidad y actualización y eso es evidente tanto en los productos como en los platos tradicionales. Me hace muy feliz que en este momento Zamora está presente en el mapa, en buena parte, por sus productos, como la ternera de Aliste, los pimientos de Benavente o el vino de Toro. Es una buena noticia a tener en cuenta porque creo que es una vía de futuro, es patrimonio cultural. Tengo especial debilidad por chorizo de mi pueblo, no es comparable a ninguno. Lo único que haría seria quitarle un poco de grasa a los productos y platos, cosa que algunos ya están haciendo.

-¿Conoce el programa «Tierra de Sabor» que busca dar a conocer los productos de calidad de Castilla y León?

-Es una iniciativa que sigo desde sus origines, y me parece muy interesante. Hemos visto que tras el ladrillo nos queda la tierra y creo que la Junta ha demostrado tener en cuenta esto, y que también hacen Extremadura o La Rioja.

-Usted que es un hombre de mundo. ¿Cómo ve Zamora? ¿Ha sabido esta provincia avanzar al mismo ritmo que las demás?

-La veo como una verdad en evolución. No es un problema de provincias, hay un problema de desarrollo regional, sobre el que habría que hablar con más detenimiento.

-¿Se siente más zamorano o almeriense?

-Soy un español «mil leches». Son una almeriense de san Cebrián de Castro.

-¿Qué se puede hacer para mantener la población en ámbito rural y frenar la despoblación en nuestros pueblos, para que lleguen a los núcleos pequeños las nuevas tecnologías?

-Creo que quienes toman las decisiones deben revisar sus criterios y reconocer el valor real económico de esos núcleos rurales. El futuro está también ahí. No es que dotar de medios a los pueblos sea «tener calidad cristiana», sino que es un valor muy importante. Creo que se reconocerá tarde o temprano, porque en los pueblos está la España real, la que trabaja.

Periodista en RNE y escritor

Natural de San Cebrián de Castro, emigró a Almería con 8 años. Actualmente reside en Madrid, tras estudiar en la Universidad de Bellaterra (Barcelona). Es una de la voces de referencia en la cadena pública, donde trabaja en el programa «Días como Hoy», en «Comer y Cantar» con la sección de viajes y sabores «Tapita de pulpo» y dirigiendo una tertulia en «Radio Clásica». También ha sido presentador de los Informativos de «Canal Sur», subdirector de «Las Mañanas de Carlos Herrera», editor de «Cambio 16», director de «La Voz de Almería» y cronista parlamentario de «Diario 16».