El malestar de los vecinos de San Ciprián de Hermisende no se detiene en nefasta permanencia de los colchones y otros enseres en un punto del pueblo durante meses y meses.

Sus críticas se centran estos días además en que «llevamos una o dos semanas sin ver como Dios manda la televisión». Ponen de manifiesto que es un pueblo habitado en buena parte por personas mayores o de la tercera edad, que encuentran en la televisión un medio de entretenimiento y de información.

Según precisan, la ausencia de canales no saben si realmente es por deficiencias en las instalaciones del repetidor o por problemas derivados de los cambios habidos con el paso de la televisión analógica a la digital. El hecho es que reclaman una solución al problema y aluden a que a veces tienen que desplazarse hasta lo alto de la montaña, donde se halla el repetidor, para intentar solucionar los problemas.

No faltan las críticas a la formación de corporaciones con personas que viven fuera de los municipios y que, al no sufrir de cerca los problemas, se olvidan de las necesidades reales de los habitantes.