Los montes carballeses de la sierra de La Cabrera, rayanos a la provincia de León, albergan constancias de la presencia urogallo y lince, y de forma intermitente oso pardo. Es el resultado al que han llegado un grupo de biólogos y naturalistas formado por el salmantino Ramón Grande del Brío, el burgalés Alberto Hernando Ayala, el astorgano José Piñeiro Maceiras y Julián Martín Garde tras pasar dos semanas acampados en la zona escrutando el territorio, y algunas otras «visitas esporádicas» a esta parte de provincia de Zamora.

Además, piden la paralización de las repoblaciones forestales que en algunos casos conllevan un arrasamiento de los montes por cuanto que ocasionan un perjuicio irreversible para el ecosistema y las comunidades avifaunísticas.

«Hay zonas que están prácticamente desiertas por las terrazas, donde ha desaparecido la fauna autóctona en un 70%; e incluso puede terminar por extinguirse al quedar desmantelados los ecosistemas y no poder instalarse especies autóctonas» expresa Ramón Grande del Brío.

Sobre la presencia del urogallo afirma del Brío que «existe un cantadero que no se ocupa todos los años, y que está en un lugar conocido en la zona desde hace años». Precisa en lo tocante al número que pueda campar que a lo sumo «existirá una pareja». José Piñeiro, estudioso de la fauna de La Cabrera y La Maragatería, y presidente de la Asociación Monte Irago, hace referencia a contar «con la opinión de un guarda forestal que afirma haber visto una hembra de esta especie en la misma Sierra de la Cabrera». Y alude a la revista Natureza Galega, que hace referencia a la presencia «del gallo salvaje en el conocido Teixedal de Casaio», limítrofe con las vertientes sanabresas.

Del Brío califica estos hallazgos «como un arma de doble filo para la Administración por cuanto que no tiene la obligación de saber dónde están las especies y, al no tener constancia documental, se traduce en que aprueban proyectos de repoblación forestal» que pueden romper o quebrantar el asentamiento de la fauna.

Respecto a las observaciones sobre el lince manifiesta que «tenemos datos más que suficientes para determinar que anda por la zona». Apunta que la situación de este felino «es extremadamente precaria» y campea en un territorio de unas mil hectáreas de la zona la Cabrera.

Habla de un avistamiento y de la presencia de restos, excrementos y huellas que certifican que el sigiloso felino vivaquea en esta parte zamorana.

Aún van más allá en sus afirmaciones sobre la presencia de especies que acaparan todos los desvelos de la conservación y que hace décadas que se dan por extinguidas en la cornisa comprendida entre Zamora y León; y asegura que tales montes los pisa un oso «de forma intermitente». La presencia ocasional del plantígrado no es una novedad por cuanto que es algo que mantiene desde hace años, sin crédito, no obstante, para la Junta de Castilla y León.

Del Brío destaca que los montes y parajes carballeses «son de lo mejor para la fauna mayor», y alude a los numerosos avistamientos durante la pasada acampada de especies como el lobo, y también jabalíes, corzos y ciervos, «presas y materia prima» del cánido. «Disponemos de datos lo suficientemente aclarados para dar esta información. Nosotros no tenemos interés personal y nos parece oportuno señalarlo para evitar injerencias por parte de la población o de futuras intervenciones de la Administración» manifestó ayer Ramón Grande.