El paraje sobre el que se asienta el mayor lago glaciar de la Península Ibérica prometía ser un lugar ideal para sumergirse en los fenómenos geológicos y observar la singular morfología de la comarca sanabresa. Y la iniciativa no decepcionó. Alrededor de cuarenta personas (profesores, estudiantes de geología o aficionados a la naturaleza) participaron en la excursión promovida por el proyecto «Geolodía», con el que se pretende acercar a los ciudadanos el interés por la geología en lugares tan singulares como el Lago de Sanabria y sus alrededores.

Aunque el día amaneció nublado, incluso amenazando lluvia, a medida que avanzaba se fue despejando y permitió culminar el recorrido por la sierra sanabresa y observar las diferentes huellas de los glaciares, las rocas del entorno y morfología de una zona con un gran atractivo medioambiental y paisajístico. «Los que no conocían este espacio se quedaron maravillados», expresa la geóloga zamorana Margarita Jambrina, guía de la expedición con la colaboración de José Carlos Vega, técnico del Laboratorio de Limnología de la Casa del Parque. Además de zamoranos, acudieron personas de Salamanca y Galicia.

La explanada de la laguna de los Peces fue el punto de partida de los participantes en «Geolodía», que encararon la ruta hacia la laguna de las Yeguas, observando así dos de las numerosas lagunas glaciares que pueblan la sierra. En la zona se pudo identificar la roca más común, el gneis «ollo de sapo» y sus cristales de cuarzo azul.

En otro punto, el mirador de San Martín de Castañeda, los senderistas observaron la morfología arriñonada del Lago de Sanabria e identificaron la morrena lateral y frontal; o los valles glaciares desde la playa de Arenales. Especialmente interesante resultó para los excursionistas la observación del «lomo de ballena» en Ribadelago, un espacio de extraordinaria importancia geológica.

A lo largo de cinco paradas, los participantes en «Geolodía» recibieron una privilegiada clase a pie de tierra, conocieron el patrimonio natural y se concienciaron con la necesidad de conservarlo.

Pese a los temores iniciales de que el tiempo impidiera cubrir todo el recorrido, la experiencia en Zamora fue todo un éxito, en la línea de las diferentes rutas organizados a lo largo de todo el territorio nacional.