-¿Tiene previsto realizar una película con supervivientes de los campos de prisioneros de Chile?

-Siempre me ha quedado, desde el punto de vista humano, la obsesión de qué habrán pensados aquellos prisioneros que fui a entrevistar, acompañado con los milicos. Entonces solo me interesaba dejar constancia de su existencia. Yo creo que al dar a conocer su paradero salvaría la vida de unos 400. De todos los que aparecen en la película realizada.

-Habla con admiración de las mujeres presas en Pisagua. ¿Por qué?

-Las mujeres daban la espalda a la cámara. Eran las únicas que mantenían que eran comunistas. En la adversidad son más valientes que los hombres. Luego supe que la violaron y que usaron un truco descomunal, obligarlas a ser violadas por otros prisioneros, que siempre es una violación, aunque fuera más alivio al no ser los militares. A mí me bastaba son saber su nombre, no comprometerlas.

- Dicen que tiene detrás un gran historial fotográfico.

-No hago fotografías para que gusten, sino para denunciar. A mi me interesa la realidad del ser humano y despertar al hombre. Antepongo la ética y el resultado es que no me gusta ninguna de mis fotografías porque solo he fotografiado miseria y opresión. Son fotografías deprimentes. He fotografiado monstruos, seres deformados, con dos cabezas, con aspectos horribles. Con ellos hice un cartel «Protegidos» en contraposición a la iglesia, que lo hizo con un niño como de raza aria.

-En cuanto a su cine político ¿cómo fue el trabajo de Vietnam?

-Vietnam fue un acuerdo con Alemania oriental. Ellos podían rodar en Vietnam del Norte pero no en el sur, donde estaban los americanos. Hice imágenes que impresionan, como las bendiciones de las bombas que iban a explotar al norte. Fue un exitazo de taquilla. Estando en Sao Paulo, en primera pagina de un periódico de Italia salió el día del estreno de la película que había cinco tanques del ejército delante del cine. El capitalismo internacional tiene miedo hasta a una película.

-¿Cómo ven en Chile la recuperación de tal memoria histórica?

-Es lo de siempre. Las primeras criticas que recibí de los fachas de Chile es por qué el españolito no rueda los muertos en España. Yo no soy nacionalista, y el mismo problema está en muchos países. ¡Pero es que los fachas de allí tienen razón porque aquí tampoco se permite desenterrar. Ahí está Garzón. ¡Y la gente aplaude! Ahora, con cinco millones de parados en España, a ver si se despiertan sobre el capitalismo. ¡Cinco millones de parados sobre una población de quince millones de trabajadores es fuerte!

-¿Por dónde pasa la solución a los problemas que ofrece buena parte del mundo hoy día?

- La solución pasa por una revolución porque las armas las tiene el capitalismo. El 48% del presupuesto mundial está destinado a construir armas de destrucción. ¡Fíjate lo que se podía hacer! Luego hablan del hambre en el mundo. Yo creo que la solución va a venir de China, donde el capitalismo se podría aplicar a una revolución social. En China han conseguido en 60 años lo que nosotros no han conseguido en 500 años. Han creado un hombre nuevo. Creen en la fuerza de sí mismos. Ahora los chinos, para abrirse al mundo, están haciendo ensayos como aplicar algunos esquemas del capitalismo a la distribución de los bienes al pueblo. ¡Pero un huevo se están haciendo capitalistas! Dan ejemplo de cómo distribuir en el pueblo. Ah China... los derechos humanos, dicen. Fusilan al año 2.500 criminales y en América aplican la pena de muerte. En ningún país parece que respeten los derechos humanos. Pero en China no existe un imperialismo guerrero como el americano, que está en todo el mundo.

-¿Cómo ve el levantamiento en el mundo árabe?

-Ya es hora de que despierten. Yo estaba en Túnez precisamente cuando Ben Ali intentaba derrocar a Burgiba y se ofrecía como una solución de izquierdas, y luego hizo su feudo personal.

-¿Qué piensa del actual periodismo?

-Ya no existe. Ahora existen agencias de prensa nacionales o privadas y es lo que los periodistas tienen que repetir como loros. Antes tenías que arriesgarte. Ahora algunos viajan, pero otros se sientan en el hotel y a ver llegar la información del Gobierno. Me tocó una gran época y el periodismo que hacíamos prácticamente ha desaparecido. Ahora se da por bueno lo que reciben. En Hartum había un periodista italiano que cubría la visita del Papa. Yo estaba con los rebeldes. y no se movió del hotel. Yo le vendía material y el pasó como un héroe. Estuve en las revueltas de París de 1968, en Corea. Cuando mataron a Kennedy estaba cortándome el pelo y, al oírlo el peluquero, casí me corta la cabeza.