Los cormoranes, también llamados cuervos marinos, lucen sus negros cuerpos en las atalayas de diferentes ríos y embalses zamoranos que han elegido como hogar y campo de operaciones. No pocos, de una forma ya permanente porque, como ocurre con las cigüeñas, han dejado atrás la emigración.

Son aves que forman parte desde hace tiempo del paisaje natural de los grandes cursos fluviales, y cada vez con mayor presencia. Sucede que los cormoranes son vistos con más inquietud que agrado en algunas provincias del entorno, pero en Zamora todavía respiran sin grandes sobresaltos. El Servicio de Medio Ambiente no ha decidido, de momento, aplicar medidas rigurosas de descaste de la especie como se viene adoptando en los ríos salmoneros de Asturias o en algunos trucheros y no trucheros de León; o como se aplica de una forma más furtiva en otras provincias recorridas por cursos de buena pesca como el Carrión o el canal de Castilla.

Si mantiene Medio Ambiente, no obstante, «una posición expectante» sobre la población de estas desgarbadas aves, que aparecen posicionadas en las rocas o arboledas de los cauces fluviales con recursos piscícolas, a veces en unas posiciones folclóricas, con las alas extendidas y los picos entreabiertos como si estuvieran interpretando algún cante flamenco.

Fuentes de la Junta señalan que «no hay un registro sobre el número de ejemplares», pero reconocen que «los vigilantes están al tanto para que no repercutan excesivamente», aunque no se toman censos».

Piscívora del todo, gustando tanto «de los salmónidos como de los ciprínidos», el cormorán es capaz de engullir diariamente su propio peso en peces, es decir, bastante más de medio kilo. Por su conocida eficacia es visto por los pescadores como uno de los grandes predadores de los ríos y, junto con la garza o el lucio, cuando coloniza un escenario fluvial supone una dura competencia para quienes se recrean con su afición a la caña.

En Zamora los cormoranes son ya habituales en numerosos escenarios del río Duero, entre otros a su paso por la capital, donde muestran su estampa instalados desde buena mañana en la zona de las aceñas aprovechando el sol en los troncos o las atalayas rocosas salpicadas por el río. Pero también tienen tribuna en muchos puntos del Esla y del Tera, en algunos embalses como el de Ricobayo, y en la comarca de Sanabria. «Están en todo el Duero y en aguas embalsadas que tengan islas donde puedan estar al resguardo y con dormideros», expresan fuentes de Medio Ambiente. «Hay muchos, sobre todo en el valle del Esla. En las zonas de Santovenia, Granja y Moreruela hay grandes bandadas. Todos están al acecho. En la zona benaventana también los hay, aunque no había mucha población» expresa Joaquín de la Mata, un amante de la pesca.

Son múltiples los escenarios querenciales para una especie que bucea como nadie y que en la provincia de Zamora encuentra profundidades a su alcance y con altas posibilidades de sacar tajada.

De la Mata expresa que «los pescadores de toda España les consideran uno de los problemas de la pesca». Hace hincapié, además, en que «los cormoranes también han comenzado a permanecer durante todo el año en España porque cambia el clima y los animales cambian los hábitos».

Que estos linces de las aguas preocupan a los pescadores lo evidencia el hecho de que «salgan a relucir en cualquier foro de pesca» donde se debaten los pros y los contras del asunto, que no es menor por la repercusión socioeconómica que acompaña a los ríos que están bien cuidados y son disfrutables.

El cuervo marino tiene una reputada fama de devorador insaciable, y los pescadores más enganchados a la caña no dudan en situarlo entre los finos esquilmadores, de ahí que reclamen actuaciones de descaste.

Hacen alusión a su predación especialmente en las zonas de pesca con poblaciones de ejemplares de piscifactoría que son altamente vulnerables por su acomodado crecimiento a cuerpo de rey.

El cormorán es una especie descatalogada de entre las protegidas, lo que permite a los agentes medioambientales intervenir en caso de poblaciones excesivas. Sin embargo, no es una especie incluida entre las especies cazables, lo que deja a los cazadores fuera de toda intervención. No obstante, son conocidos algunos tiros escapados a estos seres cuando posan como modelos en los islotes de los ríos.

El cormorán, como puede verse en cuantos libros y documentos lo han considerado, es un viejo conocido del hombre pescador. Hasta el punto de ser utilizado por los orientales para llenar la cesta sin mojarse. Atado a una cuerda para evitar su fuga, sencillamente le coloca una anilla en la base del cuello para que no pueda tragarse las capturas.De este modo recogen los peces capturadas por el ave en sus inmersiones.

El cormorán grande, según se hace constar en la Wikipedia, anida principalmente en los acantilados de la costa o en árboles que, en ocasiones son destruidos por los desechos de los pájaros, y ocasionalmente en tierra adentro. Pone entre tres y cuatro huevos en un nido construido con algas, hierbas y excrementos. Devora sus capturas en la superficie. En el pasado fue cazado casi hasta la extinción.

Sin rival

«Han comenzado a permanecer durante todo el año porque al cambiar el clima cambian los hábitos»

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Pescador de caña

«Cazan en comandita, todos juntos, ayudándose unos a otros y avanzando escalonadamente»

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Pescador de barca

Javier Alonso es un amante de la naturaleza y de la pesca en barca, y los cormoranes han despertado su curiosidad hasta el punto de tenerlos sobreojo y bien estudiados en el embalse de Valparaíso, donde cuenta con una barca que le permite disfrutar del tiempo libre.

Alonso afirma que «deberían haber tomado medidas de control sobre esta especie desde hace años». Subraya que «se adapta muy bien a las aguas interiores y no tienen que pelearse con nadie por la comida».

Alonso apunta que «bajan a profundidades impensables y no tienen rival para la pesca. Aguantan mucho bajo el agua y capturan piezas de hasta más de tres kilos. Que luego las traguen o no es otro cantar, pero las matan. Son de una voracidad terrible y no se sacian. El lucio llega un momento en que se sacia y reposa, pero el cormorán pesca y pesca. Pero más que pescar es que cazan en comandita, ayudándose unos a otros. Avanzan escalonadamente y el pez que pasa una primera línea no pasa otra. El único handicap que tiene es que las plumas no son hidrófugas, y tras las inmersiones tienen la necesidad de secar las alas, pero jamás lo hacen fuera del agua, buscan lugares interiores».