El primer ministro ruso, Vladimir Putin, aseguró ayer que la cosecha se reducirá este año en 30 millones de toneladas debido a la sequía que sacudió el país este verano y arrasó más de diez millones de hectáreas de cultivos. El primer ministro reconoció que la decisión tomada a principios de agosto de suspender las exportaciones de cereales «no fue fácil», pero que el Gobierno «actúa en circunstancias de fuerza mayor». La sequía recortará al menos un 0,8 por ciento del crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) este año, según el ministerio de Economía.