La Romería de la Alcobilla reunió a cerca de un millar de personas en la celebración de los actos principales de la patrona de los municipios del norte de la comarca, en una jornada marcada por las miradas al santuario, a los castaños milenarios y a las nubes del cielo que amenazaban con lluvia. Poco después de las once de la mañana la parroquia de San Justo era la primera en ponerse en camino con la patrona la Virgen de la Asunción, engalanada en blanco y oro. Una comitiva de medio centenar de personas que custodiaron los pasos de la imagen a hombros, en su corto trayecto. La patrona de San Justo aguardó la llegada de sus hermanas la virgen del Rosario, desde Rábano y La Virgen de la Peregrina desde Barrio de Rábano. Sobre las doce de la mañana comenzaban los actos más emotivos y vistoso de la romería con la venia de los Pendones a todos los invitados. Los actos reunieron a vecinos de los pueblos de Rábano, San Justo, Barrio de Rábano, Trefacio, Rozas, Coso, El Puente, Santiago y Rosinos de la Requejada, Calabor, Ilanes, Rabanillo, Robledo, Cernadilla, Zamora y un largo etc. En los actos centrales participaron el delegado de la Junta, Alberto de Castro, el diputado provincial, Jesús Villasante y la alcaldesa del municipio, Mercedes López, acompañados de alcaldes y concejales de la comarca.

Por la puerta que mira a Barrio de Rábano se arremolinaron, pasado el mediodía, los primeros visitantes y peregrinos de este santuario para esperar el descenso vertiginoso de los enormes mástiles difíciles de dirigir por el viento. El subir y bajar anunciaba la entrada al recinto de un nuevo pendón, la cuadrilla de gaiteros y tamborileros, la Cruz, los niños con los estandartes y las Vírgenes de Rábano y Barrio, seguidas de los párrocos. Dentro del recinto los pasos de las procesiones se dirigieron, sin prisa pero sin pausa, a la puerta de San Justo para hacer la venia con todos los pendones, los dos del santuario y los dos de las parroquias, al pendón de San Justo que abría el cortejo mariano. Con un tímido aplauso, más por reconocimiento, cofrades, devotos y curiosos agasajaron las venias que se profesaron las tres vírgenes en señal de respeto, antes de unirse en un único cortejo alrededor del santuario para finalizar con la entrada triunfal al templo. Dentro del santuario aguardaba la imagen de la Virgen de la Alcobilla, que la tarde antes había sido el centro de la ofrenda floral en la que participaron cientos de personas. Tras los actos religiosos centrales de la mañana, la procesión volvió sobre sus pasos para rodear el recinto, escoltada por un millar de personas entregadas a la devoción, la oración, la plegaria y el sacrificio. Algunas personas realizaron el camino a pie desde El Puente. Ante la imagen fue difícil contener las lágrimas. Pese a ser un día laborable la asistencia fue destacada. Más destacable fue la presencia de medio centenar de familias que contra viento y agua culminaron la romería con un almuerzo a base de pulpo, carne, marisco, tortilla, filetes y una larga carta de entrantes.

La Cofradía de Nuestra Señora de la Alcobilla abrió ayer el plazo al relevo al frente de la hermandad, cargo que deja Jesús Cornejo, que ha desempeñado el cargo en la última década. Precisamente la ausencia de mayordomo obligó a la cofradía a cubrir ese vacío. Cornejo anunció que para los dos próximos años ya hay ofrecimiento de mayordomo anónimo.

La cofradía ha invertido este año 6.000 euros en tres obras para mejorar el templo y el entorno. Se ha reparado la torre y la cubierta de la torre y se ha drenado el perímetro del edificio para suprimir las humedades. La familia del presidente de la cofradía se despidió con un plato típico de la romería, cocido en pota.