Medio centenar de vecinos de Cerecinos de Campos, en su mayoría amigos y familiares del alcalde saliente Ángel María Trilla, acudieron ayer al ayuntamiento para presenciar la moción de censura que desbancaría del sillón al joven que durante tres años ha gobernado el municipio. El público se mantuvo en absoluto silencio durante el transcurso de la sesión, sin embargo, nada más levantarse esta una joven se alzó para increpar a los concejales que la habían presentado con gritos de «sinvergüenzas» y «canallas», que fueron seguidos por más vecinos.

Mientras los ánimos subían de tono los ediles y el nuevo alcalde de la localidad permanecieron en el estrado del salón de Plenos sin responder a los insultos que les llovían por doquier.

Una joven exaltada preguntaba a voz en grito que los ediles dieran explicaciones sobre una dieta cobrada por dos de los concejales, allí presentes, «de 30 euros por ir a Benavente que está a veinte kilómetros y para comprar las bolsas del cotillón de Nochevieja. De eso no dicen nada».

Mientras la abuela del anterior regidor, Ángel María Trilla, también lanzaba insultos contra los que habían echado de la Alcaldía a su nieto. A la salida del salón de Plenos se produjeron fuerte momentos de tensión entre los familiares y amigos de las dos partes en litigio que siguió en las puertas del Ayuntamiento.

Ante la situación que se estaba viviendo se decidió dar aviso a la Guardia Civil, la cual envió a la localidad una dotación de agentes para que disolviera a los vecinos, sin que tuvieran necesidad de actuar en ningún momento.

Mientras, en el interior del Consistorio los concejales y el nuevo alcalde, Andrés Alonso, esperaban, no sin cierta tensión, a que los ánimos se calmasen para bajar a la calle.

Transcurridos unos minutos los vecinos y los miembros de la nueva Corporación Municipal iniciaron el camino hacia sus casas. Tras lo momentos vividos en la plaza de Cerecinos de Campos sólo quedaron dos niños corriendo en bicicleta.