Llamarse Peleas es cuando menos curioso, pero el nombre del pueblo, tanto el de Abajo como el de Arriba, tiene su explicación, y la toponimia ha sido bien estudiada por distintos autores, que han dado su parecer sobre el asunto. Parece claro que la zona fue un lugar de fricción durante varios siglos entre moros y cristianos, separados por el arroyo de Valparaíso lo que justificaría el nombre, que también encuentra acepciones similares en otros puntos del país con palabras de origen visigodo y que harían referencia a una prominencia del terreno. Peleas de Abajo está más al norte que Peleas de Arriba, pero el apellido no está equivocado, ya que está en la parte baja del curso del arroyo de Valparaíso, que nace precisamente en el pueblo vecino.

Llamarse Peleas es cuando menos curioso, pero el nombre del pueblo, tanto el de Abajo como el de Arriba, tiene su explicación, y la toponimia ha sido bien estudiada por distintos autores, que han dado su parecer sobre el asunto. Parece claro que la zona fue un lugar de fricción durante varios siglos entre moros y cristianos, separados por el arroyo de Valparaíso lo que justificaría el nombre, que también encuentra acepciones similares en otros puntos del país con palabras de origen visigodo y que harían referencia a una prominencia del terreno. Peleas de Abajo está más al norte que Peleas de Arriba, pero el apellido no está equivocado, ya que está en la parte baja del curso del arroyo de Valparaíso, que nace precisamente en el pueblo vecino.

«En Cazurra compré una burra/ en Corrales le pusieron los bozales/ en Peleas las arrapeas/ en Pontejos los aparejos/ en Cuelgamures la colgaron de las nubes/ y en El Maderal la acabaron de matar». Es el refrán reflejado por Agustín, autor de una completa página web sobre el pueblo extraído del «Refranero Geográfico Zamorano» de Luis Cortés Vázquez, editado por la Diputación de Zamora en 1996.

El nombre de Peleas, que llevan tanto la localidad como Peleas de Arriba tiene su explicación, según indica el alcalde del pueblo, Marcelo Jurado, en los enfrentamientos constantes entre moros y cristianos en esta zona, a pesar de que no hubiera ninguna batalla importante. La situación se prolongó durante tres siglos, y de ahí viene el nombre: «Se llamaban Peleas de Suso, arriba o de Iuso, abajo», indica Jurado.

Curiosamente, Peleas de Arriba está al sur y Peleas de Abajo al Norte, asunto que también tiene su explicación, ya que el arroyo de Valparaíso nace en la primera localidad, y por tanto la segunda está aguas abajo del mismo. Peleas de Abajo tuvo un importante monasterio cisterciense.

En la misma página web mencionada aparece un extracto del Anuario 2000 del Instituto de Estudios Zamoranos, en el que se recoge un estudio sobre los topónimos en la provincia de Zamora. En el mismo se mencionan Peleas de Arriba y Peleas de Abajo como «dos poblaciones sobre el arroyo de Valparaíso, al sur de la provincia». La documentación antigua recoge ya la referencia a Peleas de Arriba (antes susanas o de suso): en 1143 y 1144, en textos redactados en latín, se menciona Peleas; sin embargo, en 1151, en una acta de donación de Alfonso VII, figura Peleias. En 1240, «fratribus Vallis Paradisi que antea vocabatur Peleas». En 1234 aparece en latín una frase que habla del «convento del Valle de Paraíso», que vulgarmente se dice Peleas. En 1174 se hace referencia también a Peleas de Abajo (Peleas iusanas) (Peleias). Puede citarse un topónimo menor, sin duda diminutivo de los anteriores, Camino de la Pelejina, que seguía un trazado paralelo al arroyo de Valparaíso.

El término que causa el topónimo parece ser antiguo. Puede compararse con Illos Pelios (1089), Los Peios (1195), atestiguaciones medievales del actual Los Espejos (de la Reina) (León), explicado por García Martínez a partir de una raíz antigua -pal, pel- que significa «prominencia del terreno, montículo». Existen otras teorías acerca del origen del nombre que según algunos autores estaría emparentado con el monte Pelio (857) próximo a Oviedo.

Otros autores se remontan a la época de los suevos, con nombres como Pelegio, probablemente un monte, puesto que la iglesia se encontraba bajo él. En este topónimo es dado suponer una forma diminutiva del Pelio asturiano y leonés. El cambio de género puede atribuirse a la atracción ejercida por el término popular pelea, «riña, disputa», o bien a la vitalidad, muy común en los nombres referidos a la orografía, del doble género (como pasa en Lomo y Loma, Montijo y Montilla, Morro y Morra). En Galicia existe Pelexa y el Trabanca (Salamanca) un topónimo menor conocido como Escobal de la Pelleja, situado junto al teso Peñagorda. Como explicación de la evolución sufrida desde un Pelegias hasta Peleas, podría haberse dado así: Pelleya, Peleya, Pelea.