El pueblo de Torregamones rindió anteayer un emotivo y modesto homenaje a todos los centenarios y nonagenarios de la localidad en reconocimiento a su larga vida y dedicación. Fue un acto organizado por la Asociación de Vecinos y secundado por decenas de personas que honraron con su presencia la distinción concedida al grupo de hombres y mujeres que representan al sector más señero y, junto a los niños, el más respetado. Los rostros y las manos de los protagonistas ponían a las claras una vida de trabajo físico continuado y de dura brega en el campo; al margen del cuidado y atención a la familia.

Un colectivo del que por desgracia muchas veces nos olvidamos, al decir del presidente de la Asociación de Vecinos, Javier Sánchez, que justificó el homenaje para que sientan que pensamos en ellos y que, aunque parezca que en ocasiones les damos de lado, siempre les tendremos presentes. Es asimismo una forma de integrar a las personas de mayor edad en el programa de fiestas de San Ildefonso que este fin de semana animaron la localidad.

El vicepresidente de la Asociación, Ángel Barrios, en su breve alocución hizo referencia a la conveniencia «para mantener nuestras raíces y traspasarlas de abuelos a padres, y de padres a hijos».

También tomó la palabra la presidenta de la Asociación de Mujeres La Frontera, de Torregamones, Obdulia Salvador, para agradecer «el esfuerzo y el trabajo que por nosotros habéis hecho, para que ahora podamos vivir mucho mejor de lo que vosotras habéis vivido». Este colectivo cuenta con casi medio centenar de asociadas.

A todos los homenajeados se les hizo entrega de una placa que recogieron por sí mismos o, en casos, por familiares.

El homenaje a los mayores quedó enmarcado en una jornada festiva y soleada, donde se trató de aprovechar al máximo la presencia de personas en Torregamones con motivo de la festividad de San Ildefonso.

Atilano Pintado Prieto era la persona de mayor edad de cuanto estuvieron presentes en el homenaje. Las pasadas navidades cumplió los 101 años y todavía ha tenido fuerza para salir airoso de la casa por su propio pie, manejando con eficiencia la cayada.

El homenaje a los mayores quedó enmarcado en una jornada festiva y soleada, donde se trató de aprovechar al máximo la presencia de personas en Torregamones con motivo de la festividad de San Ildefonso.

De ahí que se dejara para ayer la tradicional bendición de los campos, que fue efectuada en el intermedio de una campestre procesión religiosa que llevó a los devotos hasta un pequeño vericueto desde el que era posible contemplar los neveros de las montañas sanabresas. Durante la procesión las campanas repicaron con entusiasmo, especialmente cuando tomaba las riendas Serafín Pascual. También lo hacía la campanilla de la ermita del Templo, pero en esta ocasión de la mano de una única mujer, que era la campanera y la única devota de un pequeño templo que goza de un aprecio extraordinario en Torregamones.