Nuestra Señora la Virgen del Puerto volvía a convertirse el pasado fin de semana en el alma, corazón y vida de la localidad de Losacio de Alba congregando bajo su mantos y su protección divina en plena convivencia y hermandad solidaria a decenas de vecinos y emigrantes en su romería popular. Antaño se iniciaba la novena coincidiendo con el 25 de abril, San Marcos, para culminar el día de la Santa Cruz de Mayo. El éxodo rural trajo consigo su traslado para que la gente acudiera.

Los actos de la tarde se iniciaron con el lanzamiento de cohetes, la música de dulzaina y el rezo de rosario con el templo de la campiña abarrotado. Tras él los tres niños nacidos en el último años fueron ofrecidos a la «Gran Señora», los cuales cogían cada cual uno de los cordones de oro del negro y bordado manto, cumpliendo así con el ritual, mientras el sacerdote Timoteo Marcos González hacía la bendición, en su primer año en Losacio como cura. Las mujeres, casadas, cumplieron con el ritual de cantar el ramo. Antes lo hacían las mozas, pero ya no quedan o no se saben los cantares a la Virgen del Puerto.

La procesión fue abierta por el «Ramo» portado este año por el mozo José Ramón Crespo Cortés, un joven Guardia Civil destinado en Burgos cumpliendo una promesa u ofrecimiento. Antaño lo portaban los quintos una vez que regresaban de cumplir el Servicio Militar, teniendo preferencia los que los hacían en lugares de África como El Sahara, Ceuta, Melilla, Tetuán o Fernando Poo.

El alcalde, José Martín Vara Lorenzo portando la pendonilla, el vicepresidente de la Diputación de Zamora, Aurelio Tomás Fernández, la Cruz Parroquial de plata y Santiago Campo Crespo, el Crucificado. Seguían la comitiva la mujeres con la Virgen del Rosario y dos niños portando al Niño Jesús.

Cerrando la procesión la Virgen del Puerto subida en su carro engalanado con cientos de flores, este año donados por una devota de Valladolid, Laudelina Fernández Teruelo, que Bernardo Medina, el que fuera durante años cura de Losacio, volvió a colocarlas.

Finalizado el recorrido por «La Era» se subastaba el ramo de la Virgen del Puerto por el que Javi Campo Rodríguez se llevó la puja, pagando 450 euros. Luego se continuó con las rosquillas.

Uno de los momentos más emotivos es la introducción de la Virgen del Puerto en su santuario. José Fernández Franco pagó 230 euros por disfrutar de tan insigne honor junto a sus familiares. Para Amelia Fernández Fernández fue séptimo año como mayordoma, para Ana Mari Calvo Crespo y Paquita Alfonso Crespo el tercero. «Hacemos lo que podemos y la gente nos ayuda mucho». El ramo y las rosquillas de la subasta, de huevo, harina, anís, limón y naranja las hacen las mujeres y se cuecen en el horno de la señora María Eugenia.