Más de una decena de buitres leonados, y dos negros, permanecen al atisbo en las inmediaciones de la explotación ganadera de los Ballesteros de Tábara. Los dos buitres negros destacan entre el resto de leonados que se mueven toscamente sobre el terreno.

Es una imagen conocida por los dueños de la ganadería de ovino, y también acostumbrada en otras partes de la provincia, especialmente de Sayago, en los municipios integrados en el Parque Natural Arribes del Duero.

«Los buitres están a lo que están, a buscar comida. Ellos no tienen culpa ninguna. Habría una solución si dejaran tirar ovejas muertas en sitios controlados», afirma José Manuel Ballesteros, que ha contado agrupaciones de hasta casi doscientos ejemplares en algunos casos.

No esconde Ballesteros su preocupación porque, según afirma, ya ha tenido casos de ataques al ganado por parte de buitres cuando las ovejas se hallan fuera de la nave. «Si nos descuidamos un poquito entonces quedamos sin corderos» expresa.

«Son buitres que andan a todo y no se asustan de nada, y que si tienen hambre se meten donde sea», afirma un familiar.

Señala, además, que se han acostumbrado a acudir allí donde hay ganados con perros para aprovechar de la comida que se echa a los cánidos, y que éstos desprecian, tales como los huesos de carne. «A veces los perros salen corriendo tras ellos, pero no hacen nada».

José Manuel Ballesteros apunta, además, que los buitres también se aprovechan de los animales atropellados por los vehículos en la carretera, unos siniestros que son motivo de gran polémica porque están llevando a la ruina a algunos cotos de caza. Y es que los buitres «andan a todo» llevados por el hambre, que les hace mantenerse durante horas y horas próximos a las naves ganaderas, a sabiendas de que en los ámbitos ganaderos existen las oportunidades.

El ataque los buitres al ganado, en el momento de la paridera, cuando las crías están en una situación más vulnerable, es una cuestión que ha sido denunciada por los ganaderos, e incluso por los sindicatos agrarios. No obstante, son unos ataques que también han sido puestos en entredicho por los técnicos de la Administración. No obstante, la estampa de los buitres pacientemente instalados a ojo de las explotaciones ganaderas, es una realidad indiscutible.