Colaboradores del Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca han hallado en Corrales del Vino los restos fósiles de una nueva especie de cocodrilo que han denominado «Duerosuchus piscator» y que habitó estas tierras hace unos 40 ó 42 millones de años. Esta especie se alimentaba de peces en un hábitat de ríos caudalosos, según las conclusiones de los expertos.

Luis Alonso Andrés y su hijo Luis Alonso Santiago, que colaboran con los responsables de la colección de la Sala de las Tortugas desde hace años, son los responsables de este hallazgo, que se dio ayer a conocer en Salamanca, fecha en la que se inicia la campaña de visitas guiadas a esta colección de fósiles, una de las más importantes del mundo.

En las próximas fechas, los fósiles encontrados serán trasladados a la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca, donde se ubica la colección, pero ya han sido objeto de una publicación en la revista científica Stvdia Geologica Salmanticensia, cuyo director es Emiliano Jiménez Fuentes, responsable también de la Sala de las Tortugas. «Es un cocodrilo muy especial, diferente a los tres que tenemos aquí y que es ictiófago, es decir, especializado en comer peces», ha señalado el especialista en declaraciones recogidas por DICYT. En esta época del Eoceno medio, en el entorno en que se movía predominaban otros cocodrilos, ya descritos, los Iberosuchus (que podría traducirse como cocodrilo ibérico), así como las tortugas y los peces.

El auténtico descubridor, Luis Alonso Andrés, natural de Corrales del Vino no pertenece a la institución académica salmantina, pero es responsable del hallazgo de muchos de los fósiles de la famosa colección, puesto que lleva colaborando con Emiliano Jiménez desde hace muchos años. «Soy un simple colaborador de la Sala de las Tortugas, he tenido la suerte de poder determinar con mi hijo un nuevo género y especie de cocodrilos del Eoceno medio, el primero de esta época que se halla en España y uno de los pocos del mundo de estas características, puesto que sólo se ha encontrado uno en Alemania, otro en Francia y otro entre España y Portugal», declara.

El descubrimiento es novedoso por varios aspectos relacionados con la morfología y el tamaño. «Los cocodrilos que están apareciendo en esta zona suelen tener de cuatro a seis metros, pero éste es pequeño», indica Luis Alonso, puesto que mide 1'60 metros de acuerdo con los restos encontrados, que permiten una reconstrucción «bastante completa».

Los responsables de la Sala de las Tortugas han señalado que en próximas fechas el «Duerosuchus piscator» será trasladado a Salamanca y se realizará una presentación oficial de las piezas encontradas, que enriquecerán una colección ya impresionante, que cuenta con 15.000 piezas catalogadas, de las que sólo están expuestas 700 en una sala provisional ubicada en el sótano de la Facultad de Ciencias.

La Sala de las Tortugas de la Universidad de Salamanca recibe este nombre, sobre todo, por la gran cantidad de fósiles de tortuga que atesora, en muchos casos, caparazones fosilizados en los que se aprecia la mordedura de un cocodrilo. «Lo más asombroso es saber que hubo cocodrilos corredores y que los últimos del mundo estuvieron aquí, en Salamanca y Zamora y que eran predadores de selva, no de río, así que cazaban como un león», relata Emiliano Jiménez, responsable de la colección.

«El rey de la selva era el Tyrannosaurus hasta que los dinosaurios desaparecieron hace 65 millones de años y los leones llegaron a España hace 22 millones de años, pero ¿quién fue el rey de la selva en el periodo de tiempo intermedio? Pues era el cocodrilo Iberosuchus, que cazaba a la carrera y que sólo se acercaba a los ríos para beber agua, era el león de aquella época», apunta. Aquellos cocodrilos comían tortugas, pero «no como las que existen ahora, que están acorazadas, sino que eran triturables», señala.