Zarzas, maleza y piedras por el suelo ocupan hoy en la ermita del Humilladero, un espacio en el que hace 50 años, cuando la construcción aún permanecía en pie, lo llenaban los vecinos de Salce. La tradición religiosa del pueblo llevaba cada año a los salicirinos en procesión hasta la ermita todos los Domingos de Ramos para recoger allí una rama de laurel bendecido que servía para proteger a toda la familia durante el año.

La historia que guarda el templo y las peticiones vecinales que reclaman su arreglo han llevado al Ayuntamiento del municipio a buscar en distintas instituciones medios económicos para una rehabilitación que lleva esperando «más de 30 años», asegura la alcaldesa del Salce, Marina González que insiste en la necesidad de «que el pueblo recupere los edificios antiguos, que por desgracia se dejaron perder y forman parte de nuestra historia. Si no encontramos financiación externa es posible que la sufraguemos desde el propio Ayuntamiento, porque para nosotros es muy importante esta recuperación», matizó González muy interesada en que la ermita recobre la importancia que tuvo en el pasado.

Además de este proyecto, desde el Ayuntamiento también se llevará cabo la rehabilitación y mejora de las dos plazas con las que cuenta el municipio, aunque «esta obra ya está presupuestada y en breve comenzaremos con los trabajos de arreglo del pavimento. La intervención consistirá en la colocación de piedra de la tierra, de Sayago, en el suelo además de cambiar el mobiliario urbano que ya tiene muchos años», destacó la alcaldesa de Salce.