Los «bosques de ribera y especialmente los de alisos, al proyectar mucha sombra, hacen que el agua del río se mantenga fría y muy oxigenada por lo que es muy importante su conservación». Este es uno de los principales consejos, bien aprendidos por los visitantes, de la muestra "Náyade, vigías de nuestros ríos" de la Junta de Castilla y León que durante una semana ha atraído la atención de niños, jóvenes y mayores en el Centro de Interpretación de las especies Micológicas de Rabanales de Aliste. El mejillón de río o Náyade (Margaritifera margaritifera) es un molusco bivalvo de gran tamaño que en España habita únicamente en unos pocos ríos de Asturias, Galicia y Castilla y León, conservándose en Zamora poblaciones de gran importancia. Se trata de una especie amenazada y clara muestra de ello es que durante el último siglo ha perdido el 90% de su población.

El mejillón de río es una especie bioindicadora de la calidad de nuestros ríos, viviendo únicamente en aguas frías, claras y limpias, siendo su presencia la garantía de que allí donde habita el ecosistema goza de una buena salud. Importantísima es su contribución a la limpieza de los ríos pues hay que tener en cuenta que se alimentan filtrando una media de 50 litros diarios por cada náyade. Otra peculiaridad tener en cuenta está en su larga longevidad ya que pueden vivir más de cien años. Los expertos pueden llegar a conocer la evolución de los ríos a través del estudio de los anillos de crecimiento de sus valvas.

El ciclo vital es muy complejo, comenzando por la liberación de millones de larvas que no se depositan junto a ellas o en el suelo, sino en las branquias de un pez, siendo fieles compañeras de viaje durante varias semanas hasta que ya en su fase juvenil se sueltan yendo a parar a los frezaderos. Las zonas de grava o rebollos (cantos) son los lugares elegidos por los náyades par ir formando sus colonias.

El proyecto Life Náyade ha contribuido a la conservación del mejillón de río mediante la caracterización de su hábitat, las especies piscícolas hospedadoras y el análisis de los factores que la afecten. Las subcuencas de actuación del Life Náyade se circunscribe a los ríos Bibey, Tera, Tuela y Negro. También podría haber alguna colonia en ríos alistanos.

Por otra parte el gran enemigo del mejillón de río es el mejillón Cebra (Dreissena polymorpha), propio de aguas dulces y salobres, con una medida de tres centímetros de longitud, que proviene de los mares Aral, Negro y Caspio. El embalse de Ribarroja, en Tarragona, fue el lugar de su primera localización en España en 2001. Hoy ya se ha extendido al Júcar y al Segura en la cuenca mediterránea, al Ebro e incluso al embalse Sobrón de Burgos en Castilla y León. La invasión aseguran los expertos «puede llegar a un nuevo río o pueblo al liberarse agua con su larvas (embarcaciones, aperos y recipientes) procedente de zonas donde ya esta presente.

Un mejillón cebra puede llegar a producir hasta 40.000 huevos de una sola puesta, dando lugar a unas larvas microscópicas que se mantienen flotando en la columna de agua durante dos meses, hasta fijarse en el fondo. Se trata de una especie muy colonial pues puede agrupar a miles de ejemplares en menos de un metro cuadrado. De hecho está catalogada como una de las cien peores especies colonizadoras del mundo.

Actualmente un tercio de los peces de Castilla y León ya son especies exóticas, lo que supone un alto coste para su descaste, con el mejor ejemplo en el lucio. El mejillón cebra se une a otros invasores como las gambusias, siluros, black bass, luciopercas, alburnos, pez sol o galápagos de florida.

Las invasiones son contaminantes biológicos que se perpetuán indefinidamente. «La problemática del mejillón Cebra debe sensibilizarnos en los relativo a la introducción de especies alóctonas (no indígenas) en el medio natural, como ocurre con la arraigada tradición de liberar mascotas cuando crecen demasiado».