El delegado territorial de la Junta, Alberto Castro, demandó ayer la «colaboración» de agricultores, alcaldes y juntas agropecuarias para actuar contra la plaga de topillo que afecta al este de la provincia y muy especialmente a la comarca de Tierra de Campos. Tal fue el mensaje fundamental transmitido ayer por el representante de la Junta ante los 16 alcaldes y presidentes de juntas agropecuarias convocados en el Ayuntamiento de Villanueva del Campo. El delegado territorial no lo oculta. «Estamos ante un problema generalizado, las tierras de cultivo son privadas y si los agricultores no colaboran, la Junta no lo va a hacer. Nosotros coordinamos, apoyamos y financiamos esta campaña, pero sin su colaboración no vale absolutamente de nada».

La llamada a la implicación del sector no era gratuita. Y así lo revelaron algunos de los asistentes a la reunión que certificaron cómo parte del veneno repartido el año pasado se quedó en las casas. Especialmente duro fue el alcalde de Villanueva del Campo, Manuel Febrero, quien apuntó abiertamente que «en cada pueblo hay un diez por ciento de agricultores que son buenísimos, cooperan con todo, pero la mayoría no». Febrero, también agricultor, sentenció: «tenemos que ser conscientes de que como no colaboremos esto se nos va a ir de las manos. Lo que voy a decir va a sentar muy mal, pero los agricultores somos muy cómodos, queremos que nos lo den todo hecho», argumentó en referencia a problemas surgidos el año pasado al aplicar el producto químico.

Una opinión similar a la del alcalde de Prado, Liborio Conde, quien llegó a proponer la contratación de personas en paro para repartir el veneno y garantizar la aplicación en todas las zonas.

Bien distinta es la visión de quienes piensan que el problema de los topillos «lo ha creado la Junta y es ella quien lo tiene que solucionar, no los agricultores», apuntaba al término de la reunión en Villanueva del Campo Miguel Angel Ferreras, presidente de la Junta Agropecuaria de Cotanes del Monte.

En la comarca de Campos existe un problema añadido, como es la afectación del roedor en parcelas situadas dentro de los límites de la Reserva Regional de Caza de las Lagunas de Villafáfila. Las limitaciones medioambientales obligan a un tratamiento especial que, por el momento, impide aplicar productos químicos para combatir el topillo campesino. En ese sentido, el delegado territorial apuntó los técnicos «están estudiando medidas que permitan conjugar la normativa europea con los intereses de los agricultores. De momento no es viable echar nada, pero en breves fechas daremos una solución».

En la reunión celebrada ayer en Villanueva del Campo, a la que seguirán otras en las comarcas de Toro y La Guareña, se comunicó el plan de medidas que en la provincia de Zamora desarrollarán 17 equipos, dotados de un técnico del Instituto Tecnológico Agrario y tres peones. Estos son los encargados de repartir la bromadiolona e informar a los agricultores en los 81 municipios donde el problema es más grave, con una densidad por encima de los 500 topillos por hectárea, superando en algunos casos los 800, como reconoció ayer el propio Alberto Castro. «Vamos a intensificar la labor en febrero y marzo, porque sino habrá problemas en la primavera y durante la cosecha».

El delegado no ocultó la dimensión que puede tomar una plaga que «en algunos casos es más que preocupante», aunque sin llegar a la magnitud que apunta Upa, extendiendo el problema a las comarcas de Aliste y Sayago. Preguntado por esta cuestión, Alberto Castro aseguró que «no nos consta, quitando determinados puntos. Pero aquellos alcaldes que de verdad consideran que tienen topillos deben ponerse en contacto con el Servicio Territorial de Agricultura que analizará la situación y valorará si hay plaga o no».

Manuel Febrero. Alcalde de Villanueva del Campo

«Somos muy cómodos, de poco sirve que la Junta gaste dinero si no colaboramos»

«Hay que tomar conciencia de que si queremos acabar con la plaga tenemos que ser nosotros, los agricultores, el Ayuntamiento y la Cámara Agraria. Y si no, poner gente entre las dos administraciones y que vayan recorriendo todas las parcelas. Somos muy cómodos y de poco sirve que la Junta gaste dinero si no colaboramos todos».

Jesús Bueno. Junta Agropecuaria de Prado

«Se les avisó hace dos años de que estaba empezando el problema y no hicieron caso»

«Los agricultores deben responder de manera masiva a los tratamientos, cosa que veo algo difícil porque los que no viven directamente de la agricultura les da igual. De todas formas la plaga no es culpa nuestra. Se les avisó hace dos años de que esto estaba empezando y no nos hicieron caso. Vamos ya con dos años de retraso».

Liborio Conde. Alcalde de Prado

«Igual la solución es contratar a parados para que echen el producto»

«Si no nos mentalizamos todos, va a ser inútil la labor de la Junta. Para aplicar el tratamiento igual los ayuntamientos tenemos que coger unas cuadrillas de personas en paro y pagarlas para que lo hagan, con ayuda de la Junta. Así sabríamos quien echa y quien no actúa y advertir del grave peligro que supone no cooperar con los demás».

Miguel Angel Ferreras. Junta agropecuaria de Cotanes

«El veneno que nos dieron en septiembre no fue efectivo y la gente se desilusiona»

«Tenemos la experiencia del veneno que nos dieron en septiembre y no era efectivo, entonces la gente se desilusiona. Pienso que hay más plaga que el año pasado, pero con bastante y la culpa no es nuestra. El agricultor siembra la cebada o el trigo pero el topo no lo siembra. Ha salido porque alguien lo tuvo que tirar».