Pontejos.- El grupo de galgueros de Pontejos, compuesto por siete cazadores que además tienen otros tantos aficionados que les acompañan en sus salidas al campo, disfrutaron ayer de su última jornada de caza como cierre a una buena temporada. «Estamos contentos, tanto por la presencia de liebres como por el comportamiento de los perros. Este año hemos tenido suerte», indicaba Zenón Jambrina, improvisado portavoz del grupo, en un descanso de la mañana galguera. «Ahora, a esperar la campaña que viene».

El coto es conjunto entre Pontejos y Morales del Vino, pero los residentes en cada núcleo actúan sólo en su término.

La temporada que ayer llegaba a su final no ha tenido, como en otros lugares, sobresaltos, ni con topillos, ni con tularemia, ni otras desgracias que acechan al mundo cinegético. Tampoco el robo de galgos que tanto ha proliferado en la provincia, fundamentalmente en pueblos de la comarca de La Guareña: «Por suerte, por mucha suerte, no ha habido robos de galgos. Pero por aquí alrededor sí ha habido, tanto en San Marcial, como en Villaescusa hace dos días. Es el pan nuestro de cada día, cuando no es en un sitio es en otro».

Los galgueros de Pontejos proceden todos ellos de esta localidad, aunque algunos ya no residan normalmente en ella, sino en la capital.

La despedida de la temporada se celebró por todo lo alto con una paellada preparada por las mujeres de los galgueros, a la que estuvieron invitados también los aficionados que normalmente acompañan a los cazadores. «¿Por qué nos gusta cazar con galgo? Es lo mismo que si le preguntas a alguien por qué le gusta el fútbol o cualquier otra afición. Pero creo que a todo el mundo, a 98 personas sobre cien, le gustan los galgos. El problema está en andar, que eso ya no le gusta a todo el mundo. Pero ver la carrera, es algo bonito para todos».

Los once perros de Pontejos tienen difícil el entrenamiento fuera de la temporada, «porque está la Guardia Civil que te manda llevar los perros atados nada más que sales de casa. Es el problema de que los galgos hoy en día tampoco salgan como antaño. Antes criabas un galgo y lo tenías hasta que se moría o se estropeaba. Hoy tienes que criar ocho o diez para llevarlos a la perrera cuando se termina la temporada porque no valen», explica Zenón.