Fermoselle.- "Hacienda Unamuno", una Bodega-Hotel levantada en plena campiña de Fermoselle, en el corazón del Parque Natural Arribes del Duero, recibió el pasado día 14 de enero la calificación de hotel de cinco estrellas, el mayor reconocimiento otorgado a un alojamiento turístico en la provincia de Zamora.

Sorprende la distinción en cuanto que el alojamiento cuenta en la actualidad con solo cuatro habitaciones, pero obedece a que el lugar da cumplida respuesta a las comodidades e ilusiones de los clientes más exquisitos. Gentes de mundo que hallan en este apartado rincón sayagués el sosiego, la atención y el ensueño medioambiental deseado por sus cuerpos y sus almas; y que, en muchos casos, proceden de latitudes donde se respira la vorágine impuesta por las prisas y la locura urbana.

La concesión de lucir las cinco estrellas fue celebrada por el personal de "Hacienda Unamuno" con euforia, y no dudaron en descorchar una excelente vino para brindar por el listón alcanzado. «Lo celebramos muy bien, muy bien» expresó ayer la directora, María Angeles Herrero.

La Bodega-Hotel surgió «en una zona olvidada», en el pago denominado "Las Llagonas", donde crecía un viñedo que iba, como todo el sector, a menos o a la nada.

María Angeles Herrero, conocida por todos como "Nines", destacó ayer que para lograr las cinco estrellas fueron valorados aspectos como «disponer de salones suficientes para los clientes y, sobre todo, la calidad del servicio y el trato dado a los clientes». Naturalmente, la ubicación en un enclave que, bien ofrecido, proporciona a los pernoctantes una estancia biodinámica placentera y, por su fuera poco, saludable.

"Hacienda Unamuno" «era hasta ahora un lugar pequeñito y la aspiración es abrirlo un poco más». En este sentido, «en el mes de junio se pondrán en uso seis habitaciones más: cuatro dobles, una doble suit y una junior suit»; pero la expansión proseguirá con una segunda fase donde está previsto levantar dos edificios «aún no muy definidos, pero que supondrán una treintena de habitaciones más» y cuya inversión estimada es de 4,4 millones de pesetas.

María Angeles Herrero explica que la pretensión es que la nueva infraestructura esté lista para el año 2011, «un poco antes de verano. Intentamos trabajar para Semana Santa, aunque el boom son los meses de julio y agosto». «Lo principal de la ampliación es fomentar la zona de Arribes» en palabras de la directora.

A la relajante Hacienda vitivinícola llegan «clientes extranjeros que vienen con familia; sobre todo para ver Los Arribes y disfrutar del hotel y donde los hijos disfrutan de la piscina mientras los padres toman un vino en la terraza». «Los extranjeros son principalmente de Inglaterra, de Noruega, Bélgica y Alemania», países que cuentan con sede de la cadena hotelera "Haciendas de España", que integra a la entidad fermosellana.

También llegan personas de Madrid, de Castilla y León, y de otras provincias del país. Y como no, gentes procedentes de Japón y China que disfrutan e inmortalizan en sus cámaras la estancia y las contemplaciones como sólo ellos lo saben hacer.

«Los que vienen del extranjero generalmente reservan todo el hotel un mínimo de dos o tres noches» apunta María Angeles Herrero. En casos se trata de personas que tienen conocimiento de la existencia de este tipo de alojamientos merced a los distribuidores de vino «y que vienen a disfrutar de un viaje por todas las Haciendas».

Los promotores de "Hacienda Unamuno" llevan adelante un sentido del servicio que trasciende los intramuros, ya de por sí repletos de sensaciones e impactos. Aprovechan, para ello, el entorno de viñedos y el patrimonio natural y avifaunístico que ofrece el Parque Natural. Es el enoturismo entendido en su más sano y completo grado.

Los clientes del alojamiento enriquecen su acervo al poder contemplar con sus propios ojos los cuidados e impolutos viñedos que envuelven la hacienda, la elaboración del vino, las bodegas donde se alojan con mimo las barricas y, además, el ritual de las catas. «Tienen ciertas actividades para hacer y entretenerse» señala María Angeles. De este modo, quienes buscan «un hotelito tranquilo» encuentran de añadido un mundo que les arroba «y cuyo vino valoran en la tienda».

Para mayor abundamiento, se han instalado dentro de la finca dos torretas de seis metros de altura para dar al cliente la posibilidad de atisbar las aves que sobrevuelan el escenario, entre las que resaltan por su presencia y envergadura los buitres y los alimoches, que planean como las reinas del cielo ribereño. «Se han buscado para instalar las torretas sitios con las vistas más bonitas». Otro gran aliciente para los visitantes tiene que ver con la iniciativa de las visitas guiadas.

Los promotores han implantado las excursiones en todoterreno descapotables, al modo de los safaris africanos, con el empeño de que los clientes puedan ver cumplidos sus deseos de recorrer el Espacio Protegido zamorano-salmantino a gusto de sus sentidos. «El entorno y la atención que intentamos es muy exclusivo y, al ser tan pequeñito el hotel, es muy fácil conseguirlo» afirma María Angeles.

"Hacienda Unamuno" fue la segunda hacienda del grupo "Haciendas de España", «que decidió incluir dentro de sus bodegas los hoteles». El presidente del Haciendas, Víctor Redondo Sierra, de Ledesma (Salamanca) «es un enamorado de la zona».

Todo surgió cuando el gigante bodeguero Arco, uno de cuyos accionistas e imagen más conocida del grupo era el marqués de Griñón, se interesó por Arribes y decidió comprar un terreno para asentarse. Lo hizo tras analizar con rigor y minuciosidad las características del suelo. Entonces compró 30 hectáreas a Manuel Carrascal. «En el año 2002 plantó el viñedo, que luego amplió en otras 70 hectáreas. En el año 2003 abrió la Bodega Durius y en el año 2004 el Hotel».

La aparición de la Bodega Durius, el peso y eco social de sus promotores, repercutió en Arribes del Duero revitalizando el espíritu de un sector vitivinícola que enfilaba por un sendero sin futuro. Hoy día "Hacienda Unamuno" forma parte con sus vinos de la Asociación Arribes del Duero que engloba a una docena de cooperativas y que ha conseguido para sus caldos la Denominación de Origen.

Sólo otros cinco alojamientos de la región brillan con cinco estrellas, más San Marcos de León y el Alameda Palace de Salamanca, que son cinco estrellas de gran lujo.