Mombuey.- La torre de la iglesia de Mombuey se deteriora día a día. Pese a su singularidad y valor histórico -fue declarada Monumento Nacional en 1931-, la atalaya templaria sufre daños que son perfectamente visibles en las cuatro caras de la planta rectangular. Desprendimientos y humedades constituyen los principales enemigos del monumento más emblemático de Mombuey y uno de los más representativos de la provincia.

Manuel Benavides, párroco de la villa carballesa, lleva «veinte años» escribiendo cartas al Servicio Territorial de Cultura para demandar una intervención en la torre y «ni caso», explica escuetamente. A lo largo de los años los vecinos de Mombuey han sido testigos del progresivo deterioro del monumento del siglo XIII, donde la única intervención visible se produjo hace unos cuatro años, cuando se procedió a la limpieza y rejunte de la base del monumento. «Dijeron que continuarían con el resto de la torre, pero no hemos vuelto a ver nada», apostilla el párroco.

«Las humedades de la torre están repercutiendo en la iglesia -explica Manuel Benavides- porque se filtran y están afectando a toda la parte trasera del templo». A ello se suma la falta de iluminación de la torre, que lleva varios meses a oscuras «porque se colocaron unas luces muy baratas que enseguida se rompen», y la reaparición de hierbas y musgo como consecuencia de la humedad.

A juicio de Manuel Benavides las intervenciones más urgentes pasarían por la reposición de las molduras que se han ido desprendiendo, así como trozos de columnas y relieves desaparecidos o muy deteriorados. Llamativa fue la caída de una cabeza humana del poniente de la torre, una pieza de piedra maciza hace siete años, «que de haber caído encima de alguna persona la podría haber matado», matiza el párroco. Además sería necesario la desaparición de las humedades que repercuten, tanto en la propia atalaya como en la iglesia parroquial. La filtración de las humedades está afectando al coro que se hizo nuevo «pero lo hemos tenido que pintar ya cuatro veces». Tal estado requiere una revisión, muchas veces demandada y nunca atendida.

Una construcción única

«Yo siempre digo que la torre de Mombuey es un hijo sin padre porque depende de Patrimonio y nunca ha querido saber nada». A juicio de Manuel Benavides «no hay voluntad» de arreglar el Monumento Nacional, «único en la historia del arte mundial». Las intervenciones que se han producido en la Iglesia son producto de la voluntad vecinal y del empeño del párroco, lo que permitió arreglar la cubierta y el artesonado. El Ayuntamiento también ha intervenido adecentando el entorno del templo y la intención del actual equipo de gobierno es «pedir subvenciones para actuar en la torre», según ha explicado el alcalde, Jesús Leal, quien coincide con el párroco en denunciar la falta de conservación. Por parte del Ayuntamiento existe la intención de reacondicionar el entorno y colocar la iluminación. «Es una pena que el monumento más importante que tenemos esté a oscuras». No en vano la torre de Mombuey aparece en todas las guías de monumentos de la provincia como una construcción templaria del siglo XIII que a la es campanario y fortaleza con funciones defensivas en su momento. Se organiza en tres cuerpos de ventanales coronada con un chapitel de vertientes curvas que no se ha privado del mal estado de conservación.