El mastín zamorano, aunque en menor medida que el leonés, está tomado un firme protagonismo en las ganaderías gallegas que pastan escenarios habitados por el lobo y, por ende, sometidos, en ocasiones, a su letal degüello; con el consiguiente descalabro económico y emocional que dejan tras de sí las lobadas.

La presencia de poderosos mastines en la ganadería es una medida defendida por pastores y administraciones, que consideran a esta raza como una eficiente defensa y una plus de garantía para que las reses regresen a casa todos los días y vean de nuevo la luz del día siguiente.

La Consejería de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia colabora con esta apuesta de salvaguarda ganadera y«en los presupuestos del año 2007 ha destinado una partida de 30.000 euros para subvencionar la adquisición de mastines» según precisó ayer Paco Valeiras, responsable del Grupo de Acción Ecoloxista, Paco Valeiras, que trata de inculcar en el sector la idoneidad de contar con este vigilante y aguerrido compañero cuando los ganados y los lobos pisan y cohabitan los mismos territorios.

El grupo comenzó «hace dos años» con esta iniciativa y desde entonces lleva entregados «noventa mastines, catorce de la provincia de Zamora».

Valeiras señala que este tipo de actuaciones «no son nada nuevo en la vida pastoril porque el mastín lleva mil años acompañando a los ganados y lo que hacemos es rememorar, hacer algo adecuado».

La entrega de los cachorros puede llegar a valer «800 euros», pero es una labor que se lleva a cabo después de un proceso de recogida, atención sanitaria y entrega del animal, en casos con muchos kilómetros de por medio», que, en conclusión, no supone una operación lucrativa.

Paco Valerias afirma «estar contento» de la iniciativa aunque también cuenta algunas entregas fallidas porque los mastines no son utilizados para el verdadero cometido ni son adiestrados con la eficiencia que debieran «aunque se haya explicado al ganadero la forma por activa y por pasiva».

Alude Paco Valeiras al refranero para señalar que "tierra de lobos, tierra de mastines", para dejar claro que la mejor escuela para los cachorros es afrontar la realidad por sí mismos viviendo en el campo las experiencias que realmente les forjan para defender al ganado ante el astuto y fino depredador.

En Zamora están adquiriendo los mastines en Riego del Camino, y en León en ganaderías de Laciana (de gran tradición ganadera). Tratan de conseguir los perros a un precio asequible «comprando toda la camada» y, en principio, hacen entrega de «uno por ganadero», que cuenta con la subvención de Medio Ambiente.

Valeiras manifiesta que «los interesados son a veces ganaderos que ya cuentan con mastines, o que tienen un macho y quieren una hembra». Apunta que «no hay nada escrito sobre el número preciso de mastines» para atender un rebaño, pero en su criterio es imprescindible «la pareja», aunque tiene mucho que decir al respecto el número de cabezas y el territorio lobero donde pastan.