Fresno de la Ribera.- Los quintos de Fresno de la Ribera cumplieron ayer con la tradicional carrera de gallos sobreponiéndose con resolución a los nervios y al intenso frío que congelaba el ambiente.

Lucía Vázquez Vázquez, Jesús Alberto Andrés Fernández, Sergio Gómez Alonso, Javier Salgado Sánchez y Víctor Franco González afrontaron el reto, que marca a los jóvenes para toda la vida, y lo hicieron dejando la mejor impresión entre la población.

La memorable jornada comenzó con su llegada al Ayuntamiento hacia las 16,30 horas, junto con otras tres carrozas vistosamente engalanadas, donde fueron recibidos por el alcalde, Emilio Fernández Bartolomé, y el resto de los corporativos y autoridades locales. En el Consistorio fueron agasajados con un refresco y unas palabras de salutación para, seguidamente, encaminarse hacia el camino de "El Lejido" a protagonizar la gesta estelar: la carrera del gallo.

El procedimiento es que cada quinto coloque colgado en la soga un gallo -muerto tras la normativa que penaliza el uso de animales vivos- y recite su particular crónica de vida y acontecimientos, unos versos rimados que son elaborados en un tono gracioso y pronunciados con humor, pero con madurez. Es la prueba que todo joven espera superar con éxito para demostrar su estado de responsabilidad. "El Martes de Carnaval/ la mejor fiesta de la región/ siempre la estuve añorando/ con todo mi corazón" expresó ayer Lucía Vázquez.

«Hoy es un día muy feliz para todos» comentaba esta quinta, que no escondía que los nervios corrían por sus adentros antes de salir al escenario. Para la ocasión vistió falta pantalón, sombrero, lazo rojo, chaqueta y botos de montar. Lo hizo sobre una yegua noble con la que había practicado los días previos para responder correctamente en su papel.

Los quintos vistieron sombrero, camisa blanca, corbata roja, chaleco negro, pantalón negro y boto. «Muy elegantes» por decirlo con la expresión del joven Javier Salgado, que igualmente reconocía un cierto miedo interno. «Pero hay que ser valientes porque es la tradición» resaltaba antes de exponerse a un público que sigue el espectáculo sin perder detalle. El gallo es criado a conciencia por los padres o por los familiares, de modo que suele ponerse a la mano de los quintos un ejemplar sobresaliente.

El grupo de quintos resolvió ayer su función con destreza y mérito, y llevaron adelante su compromiso con el respaldo de las personas, que reconocieron su labor con sonoros aplausos.

Es una fecha especial «porque supone la puesta de largo de los jóvenes y a los mayores les recuerda su juventud» expresaba ayer vecino. A continuación marcharon hacia la plaza de toros donde disputaron la tradicional carrera, que ganó el quinto Javier Salgado, que recibió por ello la correspondiente copa.

Algunos quintos no pudieron asistir a tan celebrado festejo

por residir en otros lares y no poder trasladarse. No obstante, un quinto prefirió desligarse y decidió no participar.

La jornada prosiguió su curso con otra tradición como la de correr el bollo por las casas de los quintos, donde la gente es bien recibida y regalada con dulces y licores. El baile de la noche y la gran cena cierran una fiesta inolvidable e inmortalizada en fotos.