Figueruela.- La caza se sitúa como la segunda fuente de riqueza de los montes públicos de Figueruela de Arriba, por detrás de la producción maderera, según informe del Plan Forestal de Castilla y León.

Asimismo, del informe se desprende que el grupo de montes ordenados del municipio de Figueruela de Arriba, "Adernales", "Cabecera Lagunas", "Chana del Prado", "Chanos", "El Colmenalón", "La Moura", "La Pelata", "La Sierra", "Las Herrerías", "Peñas Falcitosa" y "Valdeperdices", tendrán una producción deficitaria a lo largo de los próximos diez años. Así se desprende de las previsiones ofrecidas por el Plan Forestal de Castilla y León. Se da la circunstancia que muchos de esos montes se vieron gravemente afectados por el incendio que en un verano de principios de los años noventa, procedente de Portugal, arraso cientos de hectáreas tanto en el luso Parque Natural de Montesinho y de la Reserva Regional de Caza Sierra de la Culebra.

Según las cuentas, los ingresos ascenderán a un total de 540.696 euros, mientras que los gastos se elevarán a 724.883 euros (en torno a 90 millones de pesetas). De esta manera se constata una diferencia de 184.187 euros. El informe hace referencia a una superficie de 4.822,6 hectáreas, lo que supone una tercera parte del municipio con mayor extensión geográfica de la comarca natural de Aliste, Tábara y Alba, ya que entre los siete pueblos, Figueruela de Arriba, Figueruela de Abajo, Moldones, Gallegos del Campo, Flechas, Riomanzanas y Villarino Manzanas, agrupan un total de 15.290 hectáreas.

En el reparto, dentro del apartado de ingresos previstos, destaca el 59% de lo que se ingresaría por el concepto de producción de madera, siguiendole, aunque ya muy de lejos, la caza con el 28%, mientras que la hipotética recolección de setas silvestres se considera prácticamente testimonial con el 7%. Aún así los ingresos micológicos se sitúan por encima de los pastos a los que se les asigna únicamente el 6% del total.

Por su parte, la mitad de los gastos previstos irán destinados al mantenimiento de las infraestructuras y la defensa contra los incendios forestales, una auténtica lacra de los últimos años en la zona oeste de la provincia, centrándose el 23% en la defensa fitosanitaria, el 16% se repartiría para las repoblaciones y tratamientos selvícolas y el 11% a la gestión y defensa de la propiedad.

Los pinares plantados a lo largo de las décadas de los cincuenta y sesenta en Aliste, Tábara y Alba, pasado ya medio siglo, se han convertido en una de las principales fuentes de ingresos para los pueblos afectados que pueden recibir hasta un 85% de la madera cortada y comercializada si se trata de Montes de Utilidad Pública y el 70% si se trata de Montes Contratados.