En el tercer curso de microcirugía vascular en animal de experimentación -concretamente en ratas-, en el Hospital de La Paz de Madrid participan médicos de toda España y también del extranjero, "especialistas que ya han trabajado en este tipo de campo y que ahora están afinando y mejorando sus conocimientos y habilidades".

El doctor Javier Arias, médico adjunto del servicio de Cirugía Maxilofacial de este centro y director del curso, señala en declaraciones a Efe que este programa es único por la minuciosidad y detalle de los conocimientos que se imparten.

Concretamente, "una de las últimas prácticas y una de las más complicadas para los alumnos es el modelo de colgajo facial para trasplante facial en ratas", que se efectúa con animales vivos y sedados.

Arias señala que "en nuestro servicio en Cirugía Maxilofacial de la Paz tenemos una amplia experiencia en el tratamiento de pacientes que -fundamentalmente por tumores- tienen defectos funcionales y estéticos en cabeza y cuello, y tenemos que reconstruirles. Con estas técnicas podemos darles una muy buena o una aceptable calidad de vida a muchos de ellos".

Para nociones básicas, a los alumnos "les damos un curso de 40 horas repartidas en una semana, pero con eso no es ni mucho menos suficiente para empezar a trabajar. La práctica tiene que hacerse mucho más continuada, durante meses, para poder llegar a tener dominio de las técnicas".

"De lo que se trata aquí es de buscar un modelo muy exigente y muy complicado para que luego, a la hora de trabajar con el humano, uno tenga todo bajo control y sea más fácil", asegura.

Uno de los participantes en el curso, Ciro Bustos, cirujano de Chile, explica su trabajo: "Realizamos un colgajo hemifacial de cara para comprender la anatomía y describir cómo se podría realizar un modelo experimental de este colgajo y eventualmente practicarlo en la clínica".

Bustos reconoce que es ya "un cirujano formado", pero subraya que a la hora de practicar las intervenciones en humanos resulta útil, "evidentemente, perfeccionar nuevas técnicas involucrando primero modelos animales. Esto te permite desarrollar tu propia técnica".

Como animal de experimentación, Bustos utiliza "una rata que está previamente anestesiada y monitorizada en sus condiciones vitales.

Realizamos una disección de un colgajo de cara, para conocer la anatomía y practicar la obtención de un trozo de piel o de estructura facial que sobreviva por medio de una arteria o una vena, que da la vitalidad a esta estructura".

Carlota Largo, la veterinaria responsable de Salud y Bienestar de Cirugía Experimental del Hospital de la Paz, insiste en que "los animales están perfectamente anestesiados, no sufren ningún dolor y están en todo momento vigilados. Además, hay un equipo de veterinarios que controla todo el proceso".

"Depende siempre del modelo experimental, pero en caso de microcirugía lo normal es trabajar con rata, aunque tenemos modelos experimentales en oveja, cerdo o conejo. Cada modelo experimental tiene un animal", afirma.

Venimos a utilizar unos 800-1.000 animales cada trimestre, básicamente roedores, rata y ratón, y en este curso en concreto se trabaja con ratas de la cepa Spragle Dawley o Wistar, de unos 250 a 300 gramos, anestesiadas con uretano, en dosis de 1,3 gramos por kilo de animal, en vía intraperitoneal, que consigue una anestesia y analgesia perfecta durante muchas horas".