El color basado en carotenoides se consigue ingiriendo pigmentos a través de la dieta y contiene, por tanto, mucha información sobre la salud y condición física del individuo.

Hasta la fecha, han sido varios los científicos que han tratado de identificar los lugares de conversión de los carotenoides que colorean el plumaje de las aves y estudios recientes afirman que esta conversión se producía directamente en los folículos de las plumas.

Ha sido un grupo de investigadores del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, en colaboración con científicos de la Estación Biológica de Doñana y el Instituto de la Grasa (CSIC), el que ha podido probar que la conversión de estos pigmentos tiene lugar en el hígado del piquituerto común, una especie que habita en bosques de coníferas en España y en otros países europeos.

Las conclusiones del estudio han sido publicadas en la revista alemana Naturwissenschaften.

Esther del Val, una de las firmantes de este trabajo, ha explicado a Efe que existen diferentes tipos de coloración en aves, pero "nosotros la que hemos estudiado es la coloración a base de carotenoides", los cuales "no pueden ser fabricados por los vertebrados y han de ingerirse a través de la dieta".

Para llegar a estas conclusiones, los expertos han analizado el hígado de siete machos muertos, además del plasma de otros individuos vivos.

Según Del Val, escogieron el piquituerto porque los machos de esta especie tienen una pigmentación "muy curiosa" y presentan hasta tres tipos de coloración diferente: roja, anaranjada o amarillenta.

El haber descubierto que este pigmento rojo se transforma en el hígado en el piquituerto puede ser extensible a otras especies.

De ahí, que los investigadores hayan propuesto la realización de estudios con otras especies con este tipo de coloración del plumaje.

"Conocer si es propio de cada especie o si es generalizado es importante para sacar otras conclusiones", ha subrayado esta investigadora.

Del Val ha manifestado que sólo una parte de los carotenoides que son transformados son destinados a colorear el plumaje, ya que estos componentes "juegan también un papel importante en otras funciones fisiológicas (actúan como inmunomoduladores, por ejemplo)".

Un ave debilitada o enferma demandará más carotenoides para funciones fisiológicas que un ave sana y destinará sólo una parte pequeña a la ornamentación, porque "recuperarse es más importante para ella".

Por tanto, "el color que desarrolle una ave enferma será mucho más débil que el de un ave sana", ha concluido Del Val.

La relevancia de este estudio, según Del Val, es que sólo si los pigmentos son transformados en el hígado y posteriormente transportados a través del torrente sanguíneo a los folículos (glándulas situadas en el espesor de la piel), es posible derivar el pigmento en circulación a la ornamentación o a otras funciones fisiológicas.

Si estos se transformaran en los folículos, una vez acumulados se incorporarían directamente a la pluma en crecimiento y no podrían se rescatados para otro tipo de funciones.

"La intensidad de la coloración aporta una información real sobre el estado físico y la salud del individuo solo si existe la posibilidad que los carotenoides puedan derivarse a otras funciones", ha subrayado Del Val.