Se trata de un procedimiento de aprendizaje mecánico, por el que un pequeño robot de tipo humanoide se mueve gracias al aprendizaje de ciertos conceptos como la ubicación o la orientación a través de un sistema de coordenadas.

Al principio, el autómata se desplaza sin rumbo fijo por su alrededor y registra al mismo tiempo datos sensoriales, que emplea posteriormente para producir una pauta o modelo.

Esa pauta hace posible que, más tarde, el androide pueda anticipar la ubicación de los objetos y cómo éstos varían su posición cuando se mueve.

Los autores del algoritmo, Jure Zabkar e Ivan Bratko de la Universidad de Ljubljana (Eslovenia), insisten en que "lo que para una persona es algo trivial, para un robot puede entrañar una dificultad enorme".

Explican además que el androide diseñado "tiene menos conocimientos que un bebé", ya que no distingue los objetos, sino sólo las manchas de color y los cantos de éstos.

"No tiene nociones del concepto de un objeto, ni de su posición en un sistema de coordenadas, ni tampoco es consciente de cómo este sistema varía en función de sus propios movimientos", añaden.

Por lo tanto, al robot no hay que indicarle que aprenda un sistema de coordenadas, ni cómo hacerlo.

Los científicos han desarrollado un mecanismo que permite al autómata establecer una rutina que le sirve para extraer los datos sensoriales y poder traducirlos en un modelo, que le ayude a explicar y anticipar lo que le rodea.

Mediante el mismo algoritmo le han enseñado algunos conceptos físicos como la "flexibilidad" de un objeto o el "grado de libertad de movimientos".

Aquello que en origen se consideraba era un problema de índole académica tiene una relevancia técnica enorme, apunta el coordinador del proyecto Erwin Prassler, de la Universidad alemana de Bonn-Rhein-Sieg (al oeste del país).

El proyecto XPERO sienta por primera vez las bases que permitirán en un futuro desarrollar la tecnología clave para parir a las próximas generaciones de robots de servicio, que puedan limpiarnos la casa, cortarnos el césped o incluso limpiarnos los zapatos.

Los androides que se habían inventado hasta la fecha carecen de inteligencia, pues son aparatos pre-programados, que son incapaces de exportar datos que no conocen ni emplear sistemas operativos que no han estudiado previamente.

En cambio, los robots de servicio del futuro podrán asimilar una gran cantidad de conceptos y modelos nuevos -sobre la base de conocimientos ya aprendidos y de alertas sensoriales-, y desempeñar así nuevas tareas.

Los autómatas del proyecto XPERO ofrecerán una demostración en el marco del congreso tecnológico FET (Future and Emerging Technologies) de este año, que se celebra en Praga entre hoy y el jueves 23 de abril.