Este fenómeno habría causado una "hambruna de níquel" para los metanógenos, los microorganismos productores de metano, que utilizan enzimas dependientes del níquel para procesos metabólicos clave, afirma el estudio publicado en la revista "Nature".

La atmósfera original de la Tierra contenía muy poco oxígeno.

Esto comenzó a cambiar hace unos 2.400 millones de años cuando los niveles de oxígeno aumentaron durante lo que los científicos denominan la "Gran Oxidación".

Ya se había sugerido que la "Gran Oxidación" fue desencadenada por una caída de los niveles de metano en la atmósfera, pero se desconocía la causa y "la conexión con el níquel es algo que nadie ha considerado antes", según uno de los autores del estudio, Dominic Papineau, del laboratorio de Geofísica del Carnegie Institution (EEUU).

Kurt Konhauser, de la Universidad canadiense de Alberta, y sus colegas, analizaron rocas sedimentarias conocidas como formaciones de hierro bandeado -que se encontraban antiguamente bajo el mar- en decenas de lugares del mundo, de una antigüedad de entre 3.800 millones a 550 millones de años.

Y descubrieron que los niveles de níquel en esas rocas, formadas antes de que la atmósfera o los océanos contuvieran abundante oxígeno, comenzaron a caer hace unos 2.700 millones de años, alcanzaron la mitad de su valor original hace 2.500 millones de años y su nivel actual hace 550 millones de años.

"El momento coincide perfectamente. La caída del níquel podría haber preparado el terreno para la Gran Oxidación", afirma Papineau, según el cual "por lo que sabemos de los metanógenos, unos niveles menores de níquel habrían recortado severamente la producción de metano".

Y ¿qué causó la caída del níquel? los investigadores apuntan a cambios geológicos.

Durante las fases tempranas de la historia de la Tierra, cuando el manto del planeta estaba extremadamente caliente, la lava procedente de las erupciones volcánicas contendría cantidades relativamente altas de níquel, que debido a la erosión eran arrastradas hasta el mar, lo que mantenía esos niveles elevados.

Pero al enfriarse el manto y cambiar la composición química de la lava, los volcanes expulsaron menos níquel y su presencia disminuyó en los mares, explica el estudio.

Aunque el níquel es hoy un elemento presente en muy pequeñas cantidades en el mar, podría haber tenido un enorme impacto sobre el medioambiente de la Tierra y la historia de la vida.

La "Gran Oxidación" fue "un momento decisivo en la evolución de nuestro planeta y ahora estamos más cerca de comprender cómo ocurrió", según Papineau.